Semana: 01-Mar-10 al 06-Mar-10

Resumen de los puntos centrales de las guías de lectura

Procesos de Aprendizaje

I Ciclo-Diplomado en Teología

Semana del 01-Marzo-2010 al 05-Marzo-2010

Estudiante: William Mauricio de Jesús Calderón Chaves

Lectura del curso:

Aguirre Monasterio, Rafael (1998). Del movimiento de Jesús a la Iglesia

          Cristiana.

 

 

DEL MOVIMIENTO DE JESÚS A LA IGLESIA CRISTIANA

 

 

            El mayor obstáculo que se puede presentar en el estudio de la religión, como en cualquier otra disciplina histórica, es la perspectiva ideológica y no la falta de datos.

 

            Dentro de la iglesia primitiva surgieron diferencias y problemas desde sus inicios, por ejemplo, la ruptura entre los hebreos y los helenistas en Jerusalén, el fraude de Ananías y Safira, el conflicto entre Pedro y Pablo, etc.

 

            Al estudiar la historia de la Iglesia nos hayamos con un objeto socialmente preciso y teológicamente reflejo; donde su orígen es difusa y compleja, por cuanto no existe aún un cristianismo definido ni conceptual ni organizativamente. El cristianismo surgió con un gran empuje histórico, creativo y evolucionando con rapidez.

 

            Según se ve en la historia, la ortodoxia del cristianismo es el resultado de la congruencia cristiana, la legitimidad y autenticidad, de las diversas líneas, escuelas y tradiciones.

 

            El establecimiento del canon católico fue una decisión explicable y necesaria social y teológicamente, por cuanto ayudó a que la Iglesia se reconociera a sí misma a través de determinados escritos, por los cuales se dejaba interpelar normativamente por ellos. Contribuyó a destacar la pluralidad de las líneas cristianas admitidas.

           

            La revelación divina para el creyente, no se da en estado puro y abstracto, sino que la revelación se haya históricamente condicionado y limitado. La Biblia es el testimonio de la revelación siempre y cuando dé testimonio de ella a través de la fe presente en la confesión y vida de las comunidades cristianas.

 

            El cristianismo primitivo se desenvuelve principalmente desde las casas, la estructura básica de la sociedad, es dentro de este contexto donde se desarrolla en sus inicios. La casa designa un lugar o espacio como un grupo humano con el cual se identifica.

 

            En nuestra época, el grupo familiar que habita en nuestras casas es mucho más reducido y menos firme en cuanto a lazos sanguíneos se refiere, en comparación a la antigüedad. Actualmente las personas cambian de domicilio con facilidad y los hijos no permanecen bajo el mismo techo con sus padres por mucho tiempo. En la época del Apóstol Pablo, las casas eran del tipo patriarcal, con muchos miembros, incluidos personas sin ningún vínculo sanguíneo, las familias permanecían en la misma vivienda por generaciones.

 

            En nuestros idiomas modernos, la casa significa tanto el lugar donde se habita como al grupo de personas que la habitan. En la antigüedad esta unión de significado era aun mayor, al no existir en el hebreo ni en el griego la palabra que nosotros utilizamos para designar a la familia. En aquella época, al decirse “casa” se estaba incluyendo a la familia del padre, a los parientes, esclavos e inclusive al ganado.

 

            Al predicarse el mensaje de Jesús al jefe de la casa, era la costumbre que con él se convirtieran también todos los que en la casa vivían, sin embargo hubo excepciones. Algunas mujeres ocuparon un papel relevante en las casas domésticas, lo mismo que parejas de matrimonios. Por ello, en la Biblia al indicar que se convertían casas enteras, o al enviar algún saludo a alguna casa en particular, se referían tanto a todos los cristianos que habitaban en ella como a quienes ahí se reunían.

 

            La conversión del jefe de la casa no necesariamente implicaba que todos los miembros que a ella pertenecieran también se convirtieran, se daban casos que alguno no seguía la religión del paterfamilia. En las conversiones individuales, al margen del resto de los miembros de la casa, implicaba una ruptura con la unidad religiosa e ideológica de la familia, algo fundamental en comparación a la actualidad, esta separación especialmente los de origen judío, implicaba que se diera la persecución desde el propio ambiente familiar.

 

            El cristiano que inevitablemente sufría con la ruptura familiar, encontraba en la comunidad cristiana una alternativa sustituta y una posibilidad de resocialización en los valores de la nueva fe, recuperando de este modo un nuevo ambiente familiar.

 

            Algunos grupos cristianos de principios de siglo no siempre se reunían en un mismo lugar, así evitaban sufrir aún más las persecuciones en su contra. En determinadas ocasiones algunos cristianos se reunían todos juntos, otros grupos lo hacían con mayor frecuencia principalmente en diversas casas domésticas para celebrar sus reuniones.

 

            Las casas domésticas tenían como parte de sus funciones, hacer posible la vida comunitaria, sostén económico del nuevo movimiento, permitieron darle a los primeros cristianos conciencia de su identidad y de su diferencia con el judaísmo y de las religiones paganas, acoger y servir de plataforma a los misioneros cristianos, comunión de la fe, relación interpersonal, participación efectiva de sus miembros. Por ello, es fundamental que la Iglesia para ser realmente sólida como institución mantenga una vida comunitaria real, para que se ajuste a la inspiración fundamental del Nuevo Testamento, de lo contrario es una Iglesia vacía en sí misma.

 

            Con el paso de los siglos algunas de estas casas domésticas fueron regaladas para utilizarlas exclusivamente al servicio de la comunidad, como lugar de reunión y de culto. Al aumentar el número de ocupantes, la infraestructura de la casa sufría modificaciones, ampliaciones o se derribaban por completo para construir un edificio exclusivo y apto para las celebraciones religiosas.

 

            Pablo tenía como estrategia conseguir la conversión de un paterfamilias, para con ello garantizar una casa adecuada que proporcionase una plataforma misionera y localización de la comunidad, hecho fundamental para la existencia de la Iglesia. Esto acarreó una serie de conflictos y tensiones posteriores. Este grupo de personas aspiraban a gozar en la Iglesia de la misma consideración que a las personas de su rango se les concedía en las asociaciones religiosas paganas, donde los ricos eran los patronos, se les honraba de diversas formas y controlaban a la comunidad y a sus responsables. Al no darse esto en las comunidades cristianas, se dieron fuertes conflictos entre los líderes de la comunidad y los cristianos ricos. Una forma de llegar a un arreglo fue en otorgarles a algunos de estas personas oficialmente de la responsabilidad de dirección de las comunidades, por ello dentro de las pastorales para la elección del obispo se encuentra que deben ser de una buena casa, refiriéndose a mantener una buena conducta y saber dirigir su propia casa/familia. Al ser ordenados oficialmente llegaba a coincidir la élite local con el líder de la Iglesia.

 

Ir a la semana anterior          Subir          Ir a la siguiente semana

 

 

          Dentro de este contexto surgen los códigos domésticos, los cuales son textos en los que se inculcan los deberes recíprocos de los miembros de la casa y se confirman las relaciones jerárquicas tradicionales. Estos textos son claves para comprender el proceso de institucionalización del cristianismo primitivo y su evolución y tienen la función social de ajustar la comunidad cristiana a su sociedad. Estos códigos reflejan la convicción teológica de que Dios ofrece su gracia a todos y de que en todos los estados puede realizarse la vida cristiana.

 

            Para que se diera la universalidad del cristianismo, no sólo era primordial el campo doctrinal, también lo era la organización social, evitar el radicalismo de las sectas, evitar las experiencias individuales de unas élites; el contrario, debía asentarse en estructuras sociales existentes. La institucionalización de la Iglesia hizo del cristianismo un proyecto socialmente viable y al alcance de las masas. A través de los códigos domésticos se aceptó la estructura social e hizo de la casa su núcleo, logrando con ello hacer de la misma casa la estructura básica de la comunidad cristiana.

           

            Algunos enunciados de estos códigos son la reciprocidad de los deberes; las obligaciones que la parte fuerte tiene respecto con la débil; la consideración de esclavos, mujeres y niños como personas y sujetos morales; la fraternidad que debe imperar entre los cristianos de diferente condición social; las relaciones entre las diversas comunidades cristianas. Aunque en unos códigos se muestra cierto rechazo al orden social imperante y en otros se muestra cierta justificación y legitimación teológica, ideológica y moralmente dentro de su entorno social; estas diferencias entre ambas tradiciones se unen para expresar que el Evangelio es universal, accesible a todos y debe ser vivido por los cristianos de un modo fraternal a pesar de los diversos estados que ocupen en la estructura social.

 

            A lo largo de la historia, la Iglesia ha optado por determinadas estructuras sociales como plataformas de evangelización y de socialización de la fe. El peligro que acecha a la Iglesia es el de sacralizar las estructuras sociales en que se apoya y no ser consciente de su relatividad; además, corre el peligro que su protesta social proceda más de la nostalgia por la desaparición de una determinada formación social, la cual se ha convertido a través de los años en su propia estructura social.

 

            Los códigos domésticos del primer siglo manifiestan que la tradición cristiana hegemónica opta por la institucionalización, con el fin de reducir las tensiones con su sociedad y lograr adaptarse a las estructuras y valores de su tiempo. Sin embargo, es dentro de la misma Iglesia que se toma conciencia de las ambigüedades y peligros, por lo que procede a recuperar la tradición radical de Jesús. Al mismo tiempo que se escriben los códigos domésticos, surge el evangelio de Marcos, indicando así que no bastan relatos fragmentarios sino que es indispensable un texto coherente que contenga la forma de una vida de Jesús. Se confirma que los niños son los preferidos; que Jesús mismo se convierte en esclavo; aún cuando los discípulos abandonan a Cristo, son unas mujeres las que le siguen hasta el final y son las mujeres las primeras testigos de la resurrección.

 

            Al canonizarse estos textos junto con el evangelio de Marcos, indica la complejidad de la vida de la Iglesia primitiva; por cuanto existen en ambas tradiciones cierta tensión y ambigüedades. La canonización de estos libros refleja el renococimiento de la unidad doctrinal. El hecho que la Iglesia colocara a los evangelios en primer lugar al formar la Biblia y les haya dado de una estima muy particular indica que en medio de las ambigüedades que se puedan dar a través de las opciones históricas, se reconocen los principios carismáticos de Jesús como su norma esencial y valida la crítica institucional desde ellos.

 

Descarga del archivo en formato PDF
Aprendizaje I-BloqueLecturas (01-Mar-10 al 05-Mar-10)

Resumen de los puntos centrales de la guía de lectura

Nombre del archivo:
Aprendizaje I-BloqueLecturas _01-Mar-10
Documento Adobe Acrobat 25.3 KB

Ir a la semana anterior          Subir          Ir a la siguiente semana

<= Click aquí  

 

*  VI Ciclo *

2012

 

NOVEDADES DEL SITIO

   

Del

01-Octubre-2012

al

03-Noviembre-2012

........... Enlaces Internos ...........
........... Enlaces Internos ...........
El Tiempo San José
......... ¡Jesús resucitó! .........
......... ¡Jesús resucitó! .........

AVISO LEGAL PARA VISITANTES DEL SITIO:

Esta página web cuenta temporalmente con el servicio prestado por Google, Inc., adicional a jimdo, del seguimiento estadístico mediante

Google Analytics.

****************

Website counter