Reflexiones Generales (Año 2010)

Estudio de la Biblia: perspectiva teológico-profética

LOS PROFETAS Y LA SALUD DEL PUEBLO BÍBLICO

 

Mesters (s.f.) ofrece algunos datos sobre la visión que el pueblo del Antiguo Testamento tenía sobre la salud y la enfermedad, de la curación, del médico y de la medicina.

 

 

La visión que la Biblia tiene de la salud

 

  • La salud tiene que ver con la vida. Por eso está envuelta del mismo respeto con el que el pueblo de la Biblia cubría el origen de la propia vida (Sal 139,138), 13-16; Job 10, 8-12; Sab 7,1-6).

 

  • Por la liberación de Egipto, Dios adquirió un título de propiedad sobre Israel (Ex. 19, 4-6). Dios es el Señor del pueblo, el autor de la vida. Todo está en sus manos, inclusive la salud.

 

  • El pueblo adopta una actitud de entrega de la vida en las manos de Dios.

 

  • La palabra salud viene de salus. "SALUD" es una palabra latina que significa, al mismo tiempo, salud y salvación. Incluye alma y cuerpo, espíritu y materia; no separa las cosas. La palabra hebrea para indicar la salud viene de la raíz shalam que significa estar entero. De ahí proviene la palabra shalom, esto es, paz.

 

  • Los proverbios populares de la Biblia encaran la salud como lo más importante que puede haber.

 

 

La visión que la Biblia tiene de la enfermedad

 

  • La enfermedad es el peor de todos los males.

 

  • La enfermedad es vista como castigo de Dios por el pecado (2 Cró. 26, 16-20; 1 Sam 5,6; Juan 9,2) y por la trasgresión de los mandamientos de la Ley de Dios (Lev. 26,25; Deut. 28,21-22.27-29). Conforme a la tradición del pueblo bíblico, existe una relación real entre la culpa humana y la falta de salud.

 

  • En la Biblia, está poco desarrollado el estudio de las causas de las enfermedades. No existía un buen diagnóstico. Por ello, los nombres de las enfermedades que se mencionan en la Biblia son muy primitivos, poco variados y muy genéricos. Por ejemplo, tumores o úlceras ( Deut. 28,27; 2 Re. 20,7), tuberculosis o tisis (Deut. 28,22), rotura de los huesos (parece ser un nombre genérico para indicar cualquier enfermedad: Salmo 22 (21) 15; 51 (50) 10; Lam 3,4), fiebre (Lev. 26,26; Deut. 28,22; Mc. 1,30), enfermedades de la piel (Lev. 13,14; Deut. 28,27), enfermedad de ombligo (Prov. 3,8 conforme a la traducción de la S.BB), peste (Lev. 26,25; Jeremías habla mucho de peste, hambre y espada Lev. 21 7-9; 24, 10;27,13, etc.), heridas (B 1,6), ciegos, cojos, sordos, mudos (Is. 35,5-6), etc.

 

  • Es muy difícil saber cuáles son exactamente las enfermedades indicadas por estos y otros nombres tan genéricos. La falta de conocimiento respecto de las enfermedades y sus causas impidió el progreso de la medicina en tiempos del pueblo de la Biblia.

 

La visión que tiene la Biblia de la curación

 

  • La curación de las enfermedades debía obtenerse en primer lugar a través de la oración. La salud y el perdón de los pecados parecen dos lados de la misma moneda, ambos vienen de Dios a través de la oración (Salmo 32 (31), 1-5).

 

  • Los profetas son invitados por el pueblo para ir a rezar por los enfermos.

 

  • La preservación de la salud (y no tanto la curación de las enfermedades) se obtiene por la observancia de la ley de Dios. Las bendiciones prometidas para quien observa la ley de Dios, describen una situación de bienestar y de salud (Deut 28, 1-8). La trasgresión de la ley trae enfermedades (Deut. 28,21-22,27-29). Se trata, por tanto, de medicinas preventivas.

 

  • La preservación de la salud también se obtiene por la moderación en el uso de las cosas y por el buen sentido. Por ejemplo, "tiene sueño saludable aquel que come con moderación; se levanta temprano y con buena disposición" (Eclo 31,20); "Insomnio, vómitos y cólicos son el precio que se paga cuando se come sin moderación (Eclo 31,20); "Muchos murieron por intemperancia, pero aquel que se cuida prolonga su vida" (Eclo 37,31).

 

  • La curación de las enfermedades se obtiene usando medicinas. Las medicinas que aparecen en la Biblia son caseras y populares: vino para desinfectar heridas (Lc. 10,34); masa de higo para curar úlceras( Is 38,21); colirio para los ojos ( Ap. 3,18); aceite para ablandar las heridas (Is 1,6; Lc. 10, 34); baños para las enfermedades de la piel ( 2 Re. 5,10); provocar el vómito para sentir alivio en el estómago (Eclo 31,21); hierbas y raíces (Sab. 7,20; Eclo 38,4); miel (Prov. 24,130); hiel, corazón e hígado de pez (Tobías 6,5,7-9; 11,1-3); etc. Ya existía jabón para la higiene (Job. 9,30). También se usaba salitre para conseguir mayor limpieza (Jer. 2,22; Mal 3,2). Al parecer las mandrágoras se usaban para excitar el amor y devolver la fecundidad a las mujeres estériles (Gén. 30, 14-24; Cant 7, 13-14).

 

  • La curación se obtiene llamando al médico (Eclo 38, 1-15) Pero en general, el médico no tiene un nombre muy respetado.

 

La visión que la Biblia tiene del médico

 

  • La visión que tiene la Biblia del médico, no siempre es buena.

 

  • Masters (s.f.) indica que “En el Eclesiástico 38, 1-15 se enseña cómo proceder en la enfermedad: después de haber hecho las preces y las ofertas, se debe llamar también al médico, pues el poder de curar tanto del médico como de la medicina, no viene de ellos, sino de Dios. Por eso, el texto recomienda aún que el propio médico rece por sus enfermos. Probablemente, este texto del libro del Eclesiástico representa la tentativa de combinar los nuevos descubrimientos comprobados de la medicina, venida a Grecia a través de la cultura helenista, con las tradiciones antiguas del pueblo que decían que la salud y la enfermedad venían de Dios y sólo podía ser curada por El.”

 

  • Las parteras aparecen como personas que han acumulado mucha experiencia práctica con relación a la mujer embarazada y los partos.

 

  • Lucas es llamado "médico carísimo" (Col. 4,14). Al relatar el caso de la mujer que sufría de hemorragia, defiende su clase y ablanda la crítica que Marcos hace a los médicos (cf. Lc. 8,43 y Mc. 5,26). La sensibilidad de Lucas como médico se trasparenta en la manera como describe las curaciones que hacía Jesús.

 

  • El profeta, cuando es invitado a curar a alguien enfermo, nunca se le llama médico, ni tampoco a ningún médico se le llama profeta. Pero Jesús, por dos ocasiones, utiliza la palabra médico para indicar, de manera indirecta, el trabajo que El hacía (Mt. 9,12; Lc. 4,23).

 

 

Visión bíblica de la medicina

 

  • El pueblo del Antiguo Testamento era un pueblo de campesinos, fuerte y combativo. Vivía de su trabajo en lo alto de la sierra; era un pueblo saludable, donde la enfermedad no era un problema que mereciera una atención especial por parte de los profetas. La enfermedad, por grande que fuera, formaba parte de la vida normal y se aceptaba como se aceptaba la muerte al final de la vida. Además, eran un pueblo de esclavos libertos que tenía delante de sí una lucha mucho mayor que la sola lucha contra la enfermedad. Su lucha principal era contra la esclavitud, la conquista y la posesión de la tierra, la resistencia contra la explotación de los reyes y contra la injusticia de otros pueblos los cuales en determinadas épocas los gobernaban.

 

  • En Israel la enfermedad y la curación estaban envueltas por la religión y la magia. La Biblia condena la magia y prohíbe las consultas a los adivinos, cartonantes, encantadores y hechiceros (Ex. 22.18; Lev. 19,26; 19,31; 20,6-27; Deut. 18,10-11). Sin embargo, a pesar de tanta prohibición, el adivino y el encantador inteligente, formaban parte de la vida de la sociedad de la misma manera que el profeta, el anciano, el comandante de escuadra o el consejero (Is. 3,2-3).

 

  • Dentro del pueblo existían varias prohibiciones que impedían el avance de la medicina. Por ejemplo; la prohibición de tocar los cadáveres, impedía la autopsia y el descubrimiento de la causa de las enfermedades (Núm 5,2; 6,6; 19,11-16); la aversión a la sangre derramada (Gén 9,3-4; Lev 19,26) impedía cualquier experimento en materia de cirugía. La única cirugía era la circuncisión; la ley de la pureza legal marginaba a los enfermos de la piel, llamados leprosos (Lev 13 y 14), e impedía así una mayor aplicación en su curación.

 

Acciones de los profetas y la salud del pueblo en el Antiguo Testamento

 

  • La acción del profeta tan sólo abordaba el problema de la salud del pueblo en tanto en cuanto estaba ligado al equilibrio de la justicia, de la fraternidad y del compartir exigido por la observancia de la alianza. Es decir, conforme lo indica Masters (s.f.) “la defensa de la salud del pueblo no era un problema específico que preocupaba al profeta, sino que se situaba en el contexto más amplio de la defensa que hacía de la vida del pueblo y de la alianza.”

 

  • Para descubrir mejor la relación entre la acción profética propiamente dicha, y el trabajo en favor de la salud del pueblo, se mencionan tres puntos básicos para comprender la relación profetas-salud; tales son el origen de la acción profética; el marco de referencias de la acción del profeta y los tres caminos por los que los profetas procuraban encaminar el cambio y la conversión que pedían.

 

  • Los comienzos del profetismo y su evolución: El profetismo no surge tanto del lado del poder, de la jerarquía, de la organización, de la ciencia, de la planificación, del gobierno, de lo racional. Surge más bien del lado del carisma, de la poesía, de la inspiración, de la música, del sueño, de la belleza, del arte, de la intuición, del oráculo, de la religión, de la divinidad, de la oración, de la mística.

 

  • Los profetas, sean los de otros pueblos o sean los bíblicos, son muy solicitados por el pueblo para resolver los problemas domésticos a través de un recurso a la divinidad.

 

  • Los reyes y los gobernantes buscan el apoyo de estos grupos proféticos. El apoyo del profeta significaba el apoyo de la divinidad; era una confirmación divina del poder humano; de este modo los gobernantes siempre pretenden ejercer el poder en nombre de Dios y con ello se garantizan para sí la obediencia total del pueblo.

 

  • “Al principio, la monarquía tuvo el apoyo de los profetas, por ser, en aquel momento, la expresión de la voluntad de Yavé, el Dios del pueblo. Pero cuando la monarquía se desvió de la alianza para crear un sistema contrario a lo que Dios quería, en ese momento, desde el fondo de la conciencia del pueblo, surgió e irrumpió la profecía como fuerza independiente y crítica, libre frente al poder, expresión de la libertad de Dios frente a sus lugartenientes.” (Masters, s.f.).

 

  • La separación entre profetismo y poder ocurrió por primera vez en tiempos de Elías (1 Re. 17 hasta 19 y 21). Desde entonces el profetismo tomó el camino de la defensa de la alianza y de la vida del pueblo contra los abusos del poder ejercido con la pretensión de ser un poder dado por Yahvé.

 

  • El marco de referencia de los profetas:Para lograr anunciar y denunciar, el profeta tiene un doble marco de referencia; primero, una experiencia profunda de Dios, del Dios del pueblo, Dios liberador, vivo y verdadero, a través del profeta se recuerdan las exigencias de la alianza y de la ley de Dios; segundo, una experiencia profunda de la realidad del pueblo, pero de aquello que el pueblo debería ser y no es, llamando de este modo a la conversión y al cambio. 

 

  • Los Tres Caminos del cambio y de la Conversión: Son el camino de la justicia, donde se busca promover el cambio de la estructura de la sociedad; el camino de la solidaridad, el cual busca la conversión o la renovación de la comunidad y el camino de la mística; que busca la renovación o cambio de la conciencia.

 

  • El camino de la justicia, existe cuando todo está en el lugar que Dios quiere. De lo contrario, los profetas denuncian muy claramente las injusticias y apuntan las causas. No tienen miedo de decir equivocaciones de la organización del país, tanto de parte de las personas responsables como de parte de las instituciones. Por ejemplo, la ley del año jubilar o del año sabático (Lev 25; Deut 15) que intenta crear una estructura agraria más justa en el país.

 

  • El camino de la solidaridad, donde “todos deben poder vivir en el compartir perfecto de los bienes.”

 

  • El camino de la mística, donde los pobres no deben ser considerados como personas inferiores, pecadores que no merecen una vida mejor y no deben ser vistos como así mismos causantes de su propia pobreza. Por ello sus gritos de auxilio no deben pasar desapercibidos y merecen ser ayudados con justicia y solidaridad.

 

 

 

Referencias Bibliográficas

 

Mesters, Carlos (s.f.). Los Profetas y salud del pueblo.

 

Documento disponible en la Web:
http://www.mercaba.org/Mesters/Mesters.Profetas%20y%20salud%20del%20pueblo.rtf

Archivo:
Mesters, Carlos (s.f.). Los Profetas_y_s
Documento Microsoft Word 89.5 KB

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