TEOLOGÍA MEDIEVAL: LA ESCOLÁSTICA
"… vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.
Bautícenlos, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enséñenles a cumplir con todo lo que yo les he encomendado.
Yo estoy con ustedes todos los días hasta que se termine este mundo".
Mateo 28, 19-20
Del Toro & Ipas (1991) mencionan que la palabra Escolástica es un tanto ambigua, por cuanto puede tener diferentes significados. La mayoría utiliza el término “Escolástica” para referirse a la filosofía y la teología medievales; otras veces se emplea para designar a la “filosofía cristiana”, aunque también se puede hablar de una escolástica árabe, judía, protestante, kantiana, marxista, etc. Otro uso de la palabra Escolástica es aquel “que hace referencia al cultivo de un sistema de pensamiento dentro de las directrices de una Escuela en la que se reconoce autoridad y valor más o menos definitivo a unos maestros originadores de la misma; este uso del término escolástica connota un cierto matiz peyorativo, indicando una forma de pensar más bien cerrada, más preocupada de mantener y conservar la autoridad y doctrina de un maestro que de investigar abiertamente la verdad”; en tal sentido, por ejemplo, Santo Tomás no sería entonces un escolástico, como tampoco lo serían muchos otros llamados de la misma forma.
Respecto a los inicios de esta palabra, estos mismos autores indican lo siguiente:
Escolástica proviene de Escuela, de las Escuelas o centros de enseñanza de la primera Edad Media, en seguida llamadas Universidades o trasformadas en ellas; así Escolástica era lo que se hacía en las escuelas o universidades: las enseñanzas e investigaciones referentes a las Artes del Trivium (Gramática, Dialéctica, Retórica) y Quadrivium (Aritmética, Geometría, Astronomía y Música), a la Filosofía y a la Teología. Como estas dos últimas eran las más importantes, con el tiempo Escolástica pasó a designar sobre todo a ellas; y de ahí se fue derivando a los diversos usos del término que se acaban de apuntar.
Así se explica que modernamente el término Escolástica, y con él también el de Neoescolástica, se use por unos para referirse a lo mejor de la Filosofía y Teología, y por otros, al contrario, para indicar el sentido más bien peyorativo apuntado.
Etimológicamente la palabra escolástica proviene del latín scholasticus, y éste a su vez proviene del griego σχολαστικός [aquel que pertenece a la escuela], es el movimiento teológico y filosófico que se utilizó en la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo. Es la corriente teológico-filosófica dominante del pensamiento medieval, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se basa en la coordinación entre la fe y la razón, que en cualquier caso siempre supone una clara subordinación de la razón a la fe (Philosophia ancilla theologiae -la filosofía es sierva de la teología-) (Escolástica, 2010).
En la escolástica medieval están presentes tres fases, las cuales pueden diferir en su ubicación histórica; pero a grandes rasgos comprenden desde el siglo VI al siglo XIV, conocidas como Escolástica Temprana o de formación (algunos autores incluyen una etapa adicional previa, o bien, dentro de ella, llamada Pre-Escolástica), Alta Escolástica o de apogeo y Baja Escolástica o de decadencia.
Después del período de decadencia, la escolástica tendrá su aparición a través de nuevas formas; por ejemplo, de manera breve a partir del siglo XVI con el iusnaturalismo o derecho natural y más en concreto surgirá nuevamente a partir del siglo XIX con la “neoscolástica” y con el “neotomismo” en el siglo XX.
Algunos de los temas centrales a lo largo de la teología medieval fueron la relación entre la fe y la razón; la existencia y unidad de Dios; la cuestión de la compatibilidad entre atributos divinos; el problema del mal; el problema de la compatibilidad de la omnisciencia divina con el libre albedrío; el problema de los universales, es decir, el problema que involucra cómo pensamos, cómo sabemos y cuáles son las realidades a ser conocidas y la causalidad; dominio del dogma eclesiástico como verdades de la fe cristiana que se han de defender, entre otros aspectos.
Méndez (2008), ofrece algunas características de este movimiento teológico-filosófico y explica lo siguiente:
Referente al método y algunas de sus características adicionales se aclaran los siguientes aspectos (Filosofía Medieval, 2008):
El espíritu de la Escolástica está profundamente unido a la religiosidad, por eso el tema fundamental es la relación de la filosofía con la teología, priorizando esta última y utilizando a la filosofía como fundamento y razón.
El método de los Escolásticos es la discusión de las proposiciones metafísicas, teológicas, lógicas, etc., sobre la base del pensamiento de Aristóteles y de Platón.
El sistema de esta doctrina se basa en una estructura racional que justifique el milagro de la revelación y la tradición cristiana.
La escolástica es la filosofía cristiana medieval, que responde a las necesidades de esa época y que se mantuvo viva en ciertos ámbitos culturales.
La Escolástica también es un método de trabajo intelectual: todo pensamiento debía someterse al principio de autoridad (Magister dixit -lo dijo el Maestro-), y la enseñanza se podía limitar en principio a la repetición o glosa de los textos antiguos, y sobre todo de la Biblia, la principal fuente de conocimiento, pues representa la Revelación divina; a pesar de todo ello, la escolástica incentivó la especulación y el razonamiento, pues suponía someterse a un rígido armazón lógico y una estructura esquemática del discurso que debía exponerse a refutaciones y preparar defensas (Escolástica, 2010).
La Escolástica se vio movilizada por un doble impulso: el respeto de la autoridad de Dios (representada por la Biblia, la tradición de los Padres de la Iglesia y el Magisterio de la Iglesia) y el ejercicio de la razón. La búsqueda del equilibrio entre ambos y la definición de su mutua relación fue una de las cuestiones de mayor importancia para los filósofos de este período. El objetivo, el ideal al alcanzar, era integrar el saber que los griegos habían obtenido naturalmente, a través de la experiencia y la razón, con el saber recibido sobrenaturalmente por los cristianos a través de la revelación y la fe.
En el siguiente cuadro se presenta el desarrollo de la Escolástica dividido en cuatro etapas. De cada una de ellas se indica: su ubicación en el tiempo, sus principales representantes y algunos acontecimientos que la caracterizaron (Las etapas de la Escolástica, 2004).
Todas las definiciones y criterios que se logren dar a la teología medieval chocan con un hecho histórico y teológico no tomado en cuenta: la escolástica no constituye una escuela ni una corriente, como si toda la época tuviera una unidad monolítica en cuanto al pensamiento. Ni por su desarrollo ni por su espíritu la escolástica constituye un todo homogéneo ni indiferenciado; dentro de ella se dan tendencias tan distintas como las que representan por ejemplo, San Buenaventura, Santo Tomás, Escoto y Ockam (Méndez, 2008). No debe confundirse el método escolástico con el abuso del mismo; y debe distinguirse entre Escolásticos y Escolásticos (González, 1876).
Referencias Bibliográficas
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