ANÁLISIS DEL DISCURSO CLERICAL DE DIEGO SOTO
Soto (s.f.), en su ensayo “La mano de Dios y la carta del Padre: Abuso sexual y Clericalidad”, ofrece un análisis del texto Carta pastoral del Santo Padre Benedicto XVI a los Católicos de Irlanda, en adelante denominada “la carta”, ensayo en el cual se aborda el tema sobre el discurso clerical presente en la carta.
Respecto a los abusos sexuales en general, indistintamente de quien provenga, se indica que:
l Son altos los índices de personas que han sido víctimas de algún tipo de abuso sexual, en especial aquellas personas más vulnerables (niños, mujeres, ancianos, migrantes, indígenas, económicamente vulnerables, etc.).
l Algunas de las víctimas tal vez lograron recibir algún tipo de compensación, en efectivo o no.
l Existen víctimas que se han visto imposibilitadas de demandar o denunciar.
l Las personas que cuentan con los medios para denunciar y abrir procesos judiciales y sociales, padecen o deben someterse, por el mismo proceso, a una segunda forma de violencia que los expone y vulnerabiliza, con el fin de procurar esclarecimiento jurídico.
l Los procesos son largos y desgastantes para muchas familias que terminan, quizás por el cansancio, en el abandono del proceso, lo cual favorece al victimario a través de la impunidad.
l Existen experiencias de abuso sexual que han sufrido “mal de archivo”, es decir, nunca son escritas y son incapaces de memoria social.
l Los males de archivo, entre ellos el silencio y el olvido, no son intrínsecos a las víctimas; es decir, no los constituyen como una deficiencia natural u ontológica. Estos “padecimientos” son mecanismos propios de sistemas de dominación que culpabilizan a la víctima y declaran la inocencia del victimario.
l Palabra y silencio, archivo y olvido, participan de mecanismos de violencia que operan, reiterada y estructuralmente, según lógicas sacrificiales.
l La violencia estructural consiste en negar cualquier forma de participación de las estructuras sociales en los procesos de violencia.
Respecto al análisis de discurso del texto Carta pastoral del Santo Padre Benedicto XVI a los Católicos de Irlanda, el ensayo indica que:
l Se desea demostrar la violencia estructural-teológica-sacrificial aún efectiva en los aparatos clericales.
l Se afirma “que la carta de Benedicto XVI incorpora al nivel de su discurso muchos de los elementos propios de una teología que hace operativos mecanismos de vulneración de las víctimas desde un imaginario religioso sacrificial”.
l Soto (s.f.) indica que “La lectura de la carta, su análisis y la crítica a la teología implícita en el discurso tiene como fin, no sólo responder a un aparato clerical-religioso que somete a los feligreses a diversos niveles de represión y vulnerabilidad”.
l Las reflexiones del ensayo giran sobre, lo que es a criterio del autor, la acción de un poder, un deseo de poder.
l En el discurso del autor se indica que no hay realmente interés por los implicados, salvo en su continuidad en la institución. Dicho poder, disuelve diferencias y responsabiliza a las víctimas de su vulnerabilidad. De tal manera que en lugar de ofrecer acompañamiento y consuelo, agrava la condición de vulnerabilidad.
l El seminario es campo de la Mirada, de la vigilancia.
l La carta explora/construye la subjetividad de las víctimas.
l El ensayo indica que las víctimas de abuso, en análisis de la teología de la carta, deben ser partícipes de la estructura sacrificial.
l La víctima es articulada a la institución clerical a través del recurso narrativo Herida de Cristo.
Respecto a los victimarios y aparatos clericales, el ensayo recalca los siguientes aspectos:
l El clérigo aparece investido de santidad; no sólo ante los ojos de los feligreses, sino por la talladura de la carta del Padre.
l Al referirse a los sacerdotes que han abusado sexualmente de niños, se habla de traición. Sin embargo, el Pontífice segmenta los niveles de traición, así como los daños.
l Abuso sexual y prejuicio a la imagen clerical están en el mismo rango: inmenso daño.
l De los sacerdotes que han cometido abuso no se demanda sacrificio; o al menos esa no es la lógica que determina su re-ubicación.
l Se impone sobre los abusadores una penitencia, que no es lo mismo que sacrificio, que promete expiación.
l Algunos acercamientos desde teorías feministas posibilitan la comprensión del abuso sexual como una extensión del poder (entre otros, el clerical).
l En el ensayo se resalta “una estructura de relaciones que distribuye de manera desproporcionada el poder, concentrándolo en la figura del clero [al interior de la cual se sostienen también relaciones de sometimiento en términos de género].”
l La carta expresa que los obispos también han fallado y se les exhorta a recordar su carácter de hombres Santos. El obispo es el único personaje de la carta al que se le demanda mantener presente su santidad.
l En el discurso se afirma que la carta “continúa con una formulación teológica que establece una separación entre sacro y profano. Santo y mundano son elementos separados; los obispos pertenecen al primero. Esta separación legitima el carácter mediador de la institución: ella posibilita la religadura con lo santo, de lo cual participa efectivamente.”
En la sección titulada “Carta de recomendación: Doctrina y procedimientos”, el ensayo recalca los siguientes aspectos:
l En la carta no existe, como lo expone el ensayo, personas en condiciones de vulnerabilidad, personas vulneradas o bien vulneradores.
l El discurso de la carta tiene como fin de pensar y proponer la continuidad clerical.
l Se toma el núcleo sacrificial de la cristología católica tradicional y se utiliza para re-ubicar a los personajes de su narrativa dentro de la estructura clerical.
l El discurso expresa que “No existe en la carta la noción de violencia estructural; mecanismos de vulneración inherentes al aparato clerical que soportan las relaciones de poder propias de la institución Católica.”
l Los crímenes son acciones de individuos, que aprovechan la investidura clerical para perpetuar sus acciones deshonestas.
l La preocupación central en la carta reside en posibilitar la continuidad de la Iglesia, mejorar su imagen, su credibilidad.
l Al final de la carta, los abusos sexuales no aparecen como acciones perpetuadas al interior de la Iglesia.
Referencias Bibliográficas
Soto Morera, Diego A. (s.f.). La mano de Dios y la carta del Padre: Abuso sexual y Clericalidad [Ensayo].