Foro 4: Después de todo ¿qué aprendimos?

Comenzado por: Francisco Mena

- lunes, 16 de mayo de 2011, 08:37

Participación realizada

*** Después de todo ¿qué aprendimos?:

 

Pregunta 1: Para este foro queremos que reflexionen sobre lo que han aprendido en estos tres cursos: qué les ha sido significativo, qué les ha parecido valioso, ha cambiado algo su pensamiento luego de estos cursos.

 

Respuesta 1: de William Calderon Chaves - jueves, 2 de junio de 2011, 22:40

 

 

En la actualidad, “el mediador se le va comprendiendo más en su relación con la persona de Dios (lo cual queda mejor expresado en los títulos de «Señor», «Palabra» e «Hijo») que en su relación con el reino de Dios, que es la relación implicada en el título «mesías» según la tradición del Antiguo Testamento” (Sobrino, 1999, p.328).

 

 

*** Después de todo ¿qué aprendimos?:

 

Pregunta 1: Para este foro queremos que reflexionen sobre lo que han aprendido en estos tres cursos: qué les ha sido significativo, qué les ha parecido valioso, ha cambiado algo su pensamiento luego de estos cursos.

 

Respuesta 2: de William Calderon Chaves - jueves, 2 de junio de 2011, 22:41

 

Es claro que el Nuevo Testamento, en su totalidad, rechaza un mesías como rey político y guerrero, pero sería una grave tergiversación convertir al Cristo en mesías de un reino puramente espiritual sin encarnación, en un mesías universal sin parcialidad hacia los pobres, sin misericordia eficaz hacia sus sufrimientos, sin exigencia de justicia hacia sus opresores (Sobrino, 1999, pp.330-331).

 

*** Después de todo ¿qué aprendimos?:

 

Pregunta 1: Para este foro queremos que reflexionen sobre lo que han aprendido en estos tres cursos: qué les ha sido significativo, qué les ha parecido valioso, ha cambiado algo su pensamiento luego de estos cursos.

 

Respuesta 3: de William Calderon Chaves - jueves, 2 de junio de 2011, 22:43

 

Mena (2004, p.11) indica lo siguiente:

 

Pero la tradición cristiana ha tomado dos caminos para comprender su objeto: Jesús el Cristo. El camino más común durante casi dos milenios ha sido la elaboración de los credos que establecen lo que es y lo que no es Jesús. La comunidad debe aceptar estos credos y leer los evangelios de acuerdo con ellos. El otro camino es el de la investigación crítica que inicia formalmente en el siglo XVIII. En este caso, ha predominado la búsqueda de los hechos, la verdad histórica, lo comprobable.

 

El primer camino, ha tendido a simplificar y a unificar las narraciones de los hechos que aparecen en los evangelios. Todo cuando se establece en el credo procura delinear un perfil claro que explique y defina el ser de Jesús, el Cristo. Se ve a Jesús a partir del resucitado y desde ahí se determina, de acuerdo con la experiencia y la reflexión, un código. Este se asume y se recita como norma u orientación para la vida.

 

La investigación ha tomado un camino distinto. En su afán por comprender la verdad histórica inicia un programa de trabajo que la lleva a resultados difíciles de asimilar. Los hechos narrados en los evangelios se analizan con los instrumentos que ofrecen las ciencias, en particular el análisis literario y la crítica histórica, para determinar qué es realmente cierto y qué es producto de la experiencia de fe de las comunidades. Sus productos no son credos sino monografías e hipótesis. Se construye, con la experiencia acumulada, nuevos resultados y nuevos caminos de estudio.

 

*** Después de todo ¿qué aprendimos?:

 

Pregunta 1: Para este foro queremos que reflexionen sobre lo que han aprendido en estos tres cursos: qué les ha sido significativo, qué les ha parecido valioso, ha cambiado algo su pensamiento luego de estos cursos.

 

Respuesta 4: de William Calderon Chaves - viernes, 3 de junio de 2011, 00:11

 

Para vivir la fe intensamente y compartirla hay que conocerla y hacerla propia. A través del Credo podemos expresar por medio de las palabras cuáles son las principales enseñanzas que se nos han transmitido para no caer en mayor confusión (Hch 20:29-30), es una forma de profesar nuestra fe cristiana. De igual modo, nuestra fe debe alimentarse en conocimiento para que adquiera significado y no quede reducida al individualismo, estática, sólo en palabras, repetitiva, sin frutos.

 

Tenemos que dejarnos guiar por el Espíritu. “Todo lo que creemos lo debemos de vivir. Debemos demostrar con nuestras obras que creemos en Dios. Se debe notar la diferencia (…). La vida se vive diferente” (Explicación del Credo, 2006). Lo que creemos debe convertirse en oración que cobra vida en nosotros al entrar en comunión con Dios, con la Iglesia y con el prójimo, para “practicar el modo justo con el que Dios quiere ser glorificado” (Ratzinger, 2005).

 

Referencias bibliográficas

 

Explicación del Credo (2006-04-20). Descargado el 01 de junio de 2011 de la Web de Catholic.net: http://es.catholic.net/aprendeaorar/48/2886/articulo.php?id=271

 

Mena, Francisco. (2004). Estudio con textos sinópticos (p.11). CR: Convenio UNA-UNED.

 

Ratzinger, Joseph (2005-07-31). Situación actual de la fe y la teología. Descargado el 01 de junio de 2011 de la Web de Catholic.net: http://es.catholic.net/abogadoscatolicos/429/848/articulo.php?id=16975

 

Sobrino, Jon (1999). La fe en Jesucristo Ensayo desde las víctimas. Madrid:  Editorial Troya

 

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