I. La redacción de los evangelios.
1. En el decurso de dos o tres decenios se forma, en las diferentes comunidades, una serie de textos.
A. Palabras de Jesús, relatos sobre él, parábolas, relatos de milagro...
2. En dichas comunidades esos fragmentos, independientes, se unirán para formar «secuencias».
A. Las razones de este hecho pueden ser muy diversas. Se agrupan fragmentos de igual género literario.
a) Así, a los predicadores cristianos les sería práctico disponer de series de milagros o de parábolas.
b) Para las necesidades catequéticas se reagrupan palabras pronunciadas por Jesús en circunstancias diferentes y se comienzan a formar discursos.
c) Pudo influir la geografía.
3. Las «secuencias», a su vez, se unirán formando un «montaje».
A. Parece ser que, desde muy pronto, tuvieron lugar dos intentos de montaje, de los que encontramos indicios en los evangelios.
a) Uno de ellos será utilizado por Marcos, seguido de Mateo y Lucas: hablamos entonces de «triple tradición».
b) El otro sólo fue conocido por Mateo y Lucas: en este caso hablamos de «doble tradición».
4. Así llegamos a la última etapa: la redacción de los evangelios.
II. Hacia la redacción de los evangelios.
1. Cuatro redactores nos ofrecerán cada uno una producción diferente.
A. Hubo un tiempo en que su trabajo se consideraba de poca importancia:
a) Lo esencial estaba hecho con anterioridad a ellos, y ellos se habrían limitado a reunir unos fragmentos dispersos.
B. Desde hace unos cuarenta años se ven las cosas con menos simplicidad.
a) Se reconoce que cada redactor ha realizado una labor de teólogo.
b) Ha organizado los materiales en función de un fin preciso,
c) Hoy nos esforzamos por descubrir la «teología» de Marcos, de Mateo y de Lucas, como, desde hacía tiempo, se venía haciendo con Juan o Pablo.
2. Baste con insistir en la importancia de tener, no uno solo, sino cuatro evangelios.
A. Toda persona es misterio, y sabemos que no la podemos circunscribir en un retrato único.
B. Lo mismo ocurre, y mucho más, con la persona de Jesucristo. Se hacía preciso revelar algo de ese misterio y preservarlo al mismo tiempo, mediante enfoques diferentes; pero a condición de respetar cada uno de esos enfoques.
C. En todas las épocas se ha soñado con reunir los «cuatro evangelios en uno solo» para formar una especie de «vida de Jesús», que no dejaría perder ningún detalle.
a) Taciano, por los años 170-180, hizo «una especie de compilación, de acoplamiento de los evangelios, que llama Diatéssaron» (Eusebio), lo que, según L. Vaganay, «parece querer decir a través de cuatro (evangelios), o más probablemente la cuarta o el acorde en el lenguaje de la música antigua».
b) Para captar el sentido de tal escena, tenemos que considerar cada mosaico separadamente y luego comparar los cuatro, pero no destruirlos para intentar armonizarlos.
D. Más que recurrir a ilusorios «cuatro evangelios en uno» hay que recurrir a lo que llamamos «sinopsis».
a) Fue a finales del siglo XVIII cuando se dio el nombre de sinópticos a los tres primeros evangelios canónicos.
b) Viene de la Sinopsis Evangeliorum, obra publicada en Halle en 1776 por el erudito alemán J. J. Griesbach, quien había tenido la idea de hacer una edición de Mateo, Marcos y Lucas que permitiera contemplarlos simultáneamente.
c) De este modo se hacía eco de la opinión que ya san Agustín había expuesto, hacia el 399, en su De consensu Evangelistarum. Para el obispo de Hipona, los evangelios, habrían sido escritos en el orden que tienen en el canon: Marcos habría seguido fielmente a Mateo, aunque abreviándolo, y Lucas dependería de ambos.
E. La aparición de la Sinopsis en el siglo XVIII contribuyó grandemente a instaurar la era de la crítica evangélica.
a) La cuestión de la formación de los evangelios, apenas sospechada por Agustín, se iba a plantear desde entonces sin ambages.
b) Hasta entonces, se consideraba a los evangelistas como testigos oculares, independientes entre sí, pero directos, de los hechos ocurridos, y todo lo que habían escrito estaba inmune de error o contradicción.
c) El modo de abordar la vida de Jesús resultaría también profundamente modificado y ella misma caía bajo el análisis crítico.
d) La sinopsis evangélica marcaba el fin de lo que se llamaba armonía evangélica, que era una narración seguida de la historia de Jesús, constituida exclusivamente por elementos procedentes de los cuatro evangelios.
3. Los evangelios, entre el acontecimiento y nosotros.
A. Estos relatos se proponen dar testimonio del evangelio, de la buena noticia,
a) Se refiere a un acontecimiento fundamental: la intervención de Dios en Jesucristo.
b) Tal intervención se tradujo en una multitud de acontecimientos: la resurrección y todo lo que la precedió, a saber, el conjunto de la existencia prepascual de Jesús.
B. Los relatos fueron redactados varios años, e incluso varios decenios después de los acontecimientos que narran.
a) Están marcados por el desarrollo de la fe que, entre tanto, se produjo en las comunidades cristianas, preocupadas por asimilar el sentido de los acontecimientos y proclamarlo a los demás.
b) Esos relatos fueron redactados por autores que eran también creyentes y tenían una visión propia y una comprensión particular de los acontecimientos.
4. Etapas históricas
A. Desde un punto de vista diacrónico, es decir, en cuanto al orden de sucesión o desarrollo histórico, obtendremos el siguiente esquema: I II III IV
a) I. Acontecimiento.
b) II. Comunidades (testigos).
c) III. Redactor.
d) IV. Nosotros (lectores).
B. Los relatos evangélicos no se presentan como documentos de archivo o informes.
a) No son biografías de Jesús, sino testimonios de fe, el anuncio hecho por creyentes de una buena noticia que ellos quieren comunicar a otros.
b) El testimonio de estos creyentes no intenta narrar los acontecimientos por sí mismos (lo que Jesús dijo o hizo en tal lugar o momento).
c) Estos testimonios de fe intentan traducir la significación profunda que encierran; significación que el paso del tiempo, la lenta asimilación y la predicación del evangelio, la experiencia y la maduración de la fe de las primeras comunidades habían ayudado a esclarecer.
5. Etapas literarias.
A. Tenemos en primer lugar el texto tal como se nos presenta, el producto acabado.
a) Ese texto se relaciona evidentemente con la etapa III, la de los redactores.
b) A los tres autores que la tradición identifica como Mateo, Marcos y Lucas, se deben los relatos en su forma final.
c) Estos relatos tienen una prehistoria, en el sentido de que están enraizados en una tradición, marcados por lo que se vivió en las comunidades cristianas durante el período que precedió a su redacción.
d) Podemos relacionar con la etapa II, la de las comunidades, lo que le corresponde desde el punto de vista de los relatos: la etapa de la prehistoria del texto, todo lo que (vivido y expresado oralmente o por escrito) lo precedió, preparó e influyó en cuanto a la forma y el contenido que ahora presenta.
B. El esquema se enriquece, pues, con un segundo nivel: I II III IV.
a) Nivel histórico, Acontecimiento, Comunidades Redactores.
b) Nivel Fase literario pretextual, Texto.
6. Etapas del estudio.
A. El relativo a las etapas I, II, III del esquema pertenece a la exégesis
B. Mientras que el relativo a la etapa IV pertenece a la hermenéutica.
C. El estudio de las etapas II y III pertenece más precisamente a la función particular de la exégesis que llamamos crítica literaria.
a) Se trata de comprender el texto, su forma, estructura, contenido (III) y también su enraizamiento y dependencia para intentar luego remontarnos en lo posible hasta el acontecimiento (I).
b) Este último paso pertenece a la crítica histórica, la cual se propone responder a la pregunta: ¿Qué ocurrió? ¿Se desarrollaron las cosas tal como se cuentan? ¿Pronunció Jesús tales palabras según se reproducen?
c) Se intenta llegar al acontecimiento que está detrás del texto y del material pretextual, es decir, más allá de las interpretaciones y expresiones de los redactores y de los que vinieron detrás de ellos.
d) Esta etapa de la crítica histórica ha de venir en último lugar.
(1) Como escribe G. Bornkamm, uno de los representantes de la historia de la redacción, «los sinópticos no nos transmiten solamente la tradición oral sobre Jesús, contentándose con reuniría, sino que también la interpretan». Se procura, pues, dilucidar la visión particular, el acento, la teología de Mateo, de Marcos o de Lucas, las cuales constituyen esa segunda «instancia hermenéutica» de que hemos hablado.
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