*** La idolatría de la unidad
Pregunta 1: Problema del concepto de Unidad, Uno y sus correlatos: pluralismos o diversidades.
Respuesta 1: de William Calderon Chaves
- sábado, 2 de junio de 2012, 23:44
Los métodos se han impuesto como una categoría teológica, no meramente instrumental; sea cual fuere su relación con esta o aquella filosofía, con esta o aquella disciplina humana, y aun con la ciencia social en su conjunto. Los métodos se habían acreditado ya como mediaciones operacionales insustituibles, en el ámbito de todos los saberes sobre el hombre y su mundo. La exigencia metódica acabó imponiéndose desde el interior de la teología misma, ante el reto de recobrar una validez cultural para su lenguaje; de viabilizar su interés trasformador de las realidades sociales; de sustentar su aspiración a un diálogo con la dirigencia pensante en los foros nacionales e internacionales, donde se prospecta el futuro del hombre. No significa que sólo ahora los teólogos empiezan a ejercer su capacidad metódica. El descubrimiento progresivo de lo humano evidencia que por nosotros mismos, y en nosotros mismos, somos constitutivamente metódicos. En cambio, se pasa del simple ejercicio ingenuo de esa espontaneidad metódica, o del predominio excluyente de un método particular, a una posición refleja y a una exigencia crítica frente a la pluralidad de las maneras humanas de actuar, de hacernos humanos, y de construir un mundo humano en el horizonte del Reino (De Roux, 2005, p. 58).
*** La idolatría de la unidad
Pregunta 1: Problema del concepto de Unidad, Uno y sus correlatos: pluralismos o diversidades.
Respuesta 2: de William Calderon Chaves
- sábado, 2 de junio de 2012, 23:46
Tampoco significa que deba adecuarse la comprensión de la teología misma a la espontaneidad metódica, o del predominio excluyente de un método particular o a la pluralidad de las maneras humanas de actuar. De Roux (2005) indica que:
No por simple esnobismo [exagerada admiración] hacia los créditos de moda, así fueren académicos, sino como respuesta, ajustada y eficaz en lo posible, a la urgencia apremiante por desentrañar la validez, mantener la relevancia, y profundizar el vigor trasformador de la autocomunicación de Dios al hombre, en el devenir múltiple de las historias particulares, en la concreción plural de las culturas, en la complejidad de los contextos.
Hacer teología es entonces ejercer de manera múltiple y continua, siempre en movimiento, una mediación cognitiva, existencial y práxica entre los significados y valores de la fe cristiana, y los de cada cultura particular, en la situación histórica de cada pueblo, y de nuestra actual condición de humanidad planetaria (pp. 58-59).
*** La idolatría de la unidad
Pregunta 1: Problema del concepto de Unidad, Uno y sus correlatos: pluralismos o diversidades.
Respuesta 3: de William Calderon Chaves
- sábado, 2 de junio de 2012, 23:47
El método aparece como problema cuando ante el mercado actual de los métodos, abastecido siempre de novedades, se deja simplemente correr la oferta y la demanda (evocando el viejo mito de Babel puede traer un aroma sapiencial). Al hacer teología, se aspira a unir la tierra con el cielo; es la respuesta responsable de una fe operativa al sueño revelador de la escala de Jacob. También el mito advierte que ese empeño puede encarnar más bien una hybris pecaminosa, por arrogarmos la condición divina o por contraer lo divino a nuestra mera condición humana. Frente a Babel está siempre la alternativa del Padre, en Cristo, que se traduce en un Pentecostés recurrente del Espíritu, cuando la diversidad, incluso en tensión de contrarios, lejos de dividir y extrañar, integra y enriquece, en amor cristiano y el esfuerzo intelectual correspondiente, evidencian que las lenguas y los métodos pueden y deben ser mutuamente comunicables y complementarios entre sí, dentro de muy precisas condiciones (De Roux, 2005, pp. 59-60).
*** La idolatría de la unidad
Pregunta 1: Problema del concepto de Unidad, Uno y sus correlatos: pluralismos o diversidades.
Respuesta 4: de William Calderon Chaves
- sábado, 2 de junio de 2012, 23:48
No es suficiente el ensamblaje mecánico de unos métodos con otros, como si hubiera entre ellos un ajuste prestablecido hacia el logro de una totalidad coherente. El autor explica que cada método particular es un diseño operacional específico, más o menos ajustado al logro de una tarea no menos específica y particular. No son como un instrumental genérico, intercambiables y ni siquiera son directamente articulables entre sí. Los métodos no son una mediación neutra, con garantía aséptica de intereses y presupuestos. Encarnan un talante cultural, responden dentro de un horizonte propio a sus intereses correspondientes, manifiestos o no. Pueden ser una operacionalización de la gracia, o una estructuración más del pecado. Pueden ser mediación de la sabiduría, o varita mágica de los ideologismos y la insensatez. En el campo de los asuntos humanos, los métodos exigen discernimiento y dialéctica (De Roux, 2005, p. 60).