COMENTARIO
EL CÍRCULO HERMENÉUTICO
Mena (s.f.), en el análisis que realiza de “Marcos 6.3: Crisis de la identidad cristiana” menciona haber seguido las líneas trazadas por Juan Luis Segundo, en su libro Liberación de la teología, particularmente en el primer capítulo “El círculo Hermenéutico”, desde donde deseaba intentar un ejercicio sobre el tema del Jesús histórico con el fin de revisar las interpretaciones que se han hecho sobre el texto y proponer una lectura acorde a las condiciones contextuales. J.L. Segundo aclara que existen dos condiciones necesarias para lograr un círculo hermenéutico en teología:
Una es “que las preguntas que surgen del presente sean tan ricas, generales y básicas, que nos obliguen a cambiar nuestras concepciones acostumbradas de la vida, de la muerte, del conocimiento, de la sociedad, de la política y del mundo en general”.
La otra es la riqueza y profundidad de una nueva interpretación de la Biblia. Seguidamente, Segundo expone los cuatro momentos del método: nuestra manera de experimentar la realidad que nos lleva a la sospecha ideológica; la aplicación de la sospecha ideológica a toda la superestructura ideológica en general y a la teología en particular; una nueva manera de experimentar la realidad teológica que nos lleva a la sospecha exegética, es decir, a la sospecha de que la interpretación bíblica corriente no tiene en cuenta datos importantes, y por último, nuestra nueva hermenéutica, esto es, el nuevo modo de interpretar la fuente de nuestra fe, que es la Escritura, con los nuevos elementos a nuestra disposición.
Ante estas dos condiciones se ha de tener presente, como bien lo manifiesta Mena (s.f.), en si “los dos eventos antes referidos reflejan experiencias de procesos de reflexión por la gente común en sus esfuerzos cotidianos”. Lo anterior debido a que “en lo cotidiano las personas toman decisiones basadas en otro tipo de elementos. La presión social, por ejemplo (...) Como tampoco se puede estar seguro si la pregunta por el significado de Jesús sea una cuestión que deviene persistentemente en los pensamientos de los grupos humanos en la cotidianidad. Motivo por el cual a la hora de utilizar el círculo hermenéutico en teología se ha de tener en cuenta que:
Muy al contrario (…) en las prácticas socio-culturales las cosas suceden por los procesos de interacción recurrente en el tiempo: costumbre, temor, urgencias sociales o saturación de los medios, incluso por el cauce que van tomando las cosas durante la vivencia cotidiana.
Este tipo de reflexión solo es posible cuando uno se ha tomado, o tiene a disposición, el tiempo para resolver la vida de una forma planificada. Para la mayoría de las personas la vida es una cuenta al día y eso implica actuar desde referentes claros que se dan como ciertos sin ninguna o con muy poca reflexión. De ahí que la palabra clave en la cotidianidad de nuestro pueblo no es “reflexión” sino “preocupación” y su correlato “fe”.