Exégesis Bíblica

Someter y dominar con responsabilidad

Exégesis de Génesis 1, 26-28

 

Ejercicio realizado por William M.J Calderón Chaves

 

            La narración de Génesis 1, sobre la creación, responde mucho mejor al problema suscitado sobre el impacto que el ser humano ejerce contra el planeta.  Como tentativa de diálogo con el mundo moderno, la teología de la creación ha procurado mostrar que la fe en Dios creador, no sólo no es contraria al progreso científico-tecnológico, sino que es una de las causas que lo hicieron posible en el occidente europeo (Garcia, 1989).  El concepto cristiano de creación es fundamental para comprender bien el tema ecológico.  De este modo se afecta toda la concepción del señorío del ser humano sobre el planeta, quebrantando las concepciones de sometimiento y dominio que impera despóticamente en nuestras sociedades occidentales.

 

            Elpasaje bíblico más citado en el marco del debate sobre la función del ser humano en sus relaciones con la naturaleza está principalmente en Génesis 1, 26-28. En el cual se dice:

 

Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra (Gén. 1, 26).

 

Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó (Gén. 1, 27).

 

Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra (Gén. 1, 28).”

 

            Como tentativa de ejercicio de análisis exegético, se ha utilizado el subrayado para destacar en el texto las oraciones, que usualmente giran en torno a un verbo o formas verbales. En negrita se denotan las palabras que se repiten.  En cursiva las frases o palabras clave que crean relaciones de correspondencia o de oposición.  Lo que da como resultado:

 

Y dijo Dios:

Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra,

y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra (Gén. 1, 26).

Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya,

a imagen de Dios le creó,

macho y hembra los creó (Gén. 1, 27).

 

Y bendíjolos Dios,

y díjoles Dios:

Sed fecundos

y multiplicaos

y henchid la tierra

y sometedla;

mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra (Gén. 1, 28).”

 

              Al agrupar las oraciones de un mismo episodio o secuencia de Gen 1, 26-28 se obtiene que:

 

a.  Dijo Dios

b.  Hagamos al ser humano

c.  Manden

d.  Dios crea al ser humano-creó a imagen de Dios-creó macho y hembra

e.  Dios bendijo y dijo

f.  Sed Fecundos-multiplicaos-henchid la tierra-sometedla

g.  Mandad

 

La estructura o identificación del texto podría quedar del siguiente modo:

 

A.   Y dijo Dios:

 

        B.    “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra,

 

C.  y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos

      yen las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en

     todas las sierpes que serpean por la tierra (Gén. 1, 26).

 

                     D.   a.     Creó, pues,Dios al ser humano a imagen suya,

                                b.         a imagende Dios le creó,

                     D.   a.      machoy hembra los creó (Gén. 1, 27).

 

               C.   Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios:

 

           B.   “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y

  sometedla;

 

A.   mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra (Gén. 1, 28).

 

            Al igual que con todos los pasajes bíblicos, tenemos que entender el contexto en el que las palabras de Génesis 1:26-28 se dan. Un descuido de una cuidadosa consideración de los versos precedentes, así como un examen del marco del discurso de estos versículos lleva a las personas al mal uso o abuso de este momento cúspide de la creación del ser humano. 

 

            El versículo 26 muestra que el ser humano es creado a “imagen” y “semejanza”.  La única vez que estas palabras se usan en conjunto es en el contexto de que la humanidad fue creada a imagen de Dios.  Sin embargo, se puede también examinar la forma en que se utilizan por separado, y cómo se utilizan fuera de la Biblia hebrea.  En el antiguo Cercano Oriente, la idea de la imagen y semejanza de una deidad parece estar íntimamente ligada a la gobernación.  Por tanto, es probablemente la mejor manera de entender estos dos términos que se utilizan juntos.  La razón es porque tenemos el término hebreo “a gobernar” que se utiliza en este contexto.  Debido al contexto de la gobernación, parece que esa es la mejor manera de entender este texto.  La humanidad como una "especie" se le otorga “gobernar” sobre las criaturas de la creación; como participación de este poder divino.

 

La naturaleza de la gobernación es importante. Usted ve, la razón por la cual se mencionó el cielo, el mar y la tierra se debe a que está creando lo que se llama merismo.  Un merismo es simplemente una técnica literaria donde se habla de la totalidad mediante la enumeración de las partes. Otro ejemplo de esto es la frase "cielos y la tierra", que es una manera en la que los hebreos se refiere a todo el universo.

 

La importancia de esto es el hecho de que también hay un merismo donde se describe el universo en forma tripartita en donde las palabras "los cielos" y "tierra" se emparejan junto con el término hebreo (…) que significa "mar" (...) Sin embargo, lo interesante es que no es realmente un merismo recta, ya que estos términos se ponen en construir con varias criaturas (La exégesis del Génesis 1:26-28, 2009).

 

            El versículo 27 muestra claramente el carácter poético.  Además, la relación entre las dos primeras cláusulas es claramente quiástica con paralelismo paradigmático.  El quiasma es como sigue: ser humano/imagen /imagen /ser humano.  El aspecto central de esta estructura de quiasmo es por consiguiente la imagen de Dios. El texto hace hincapié en el hecho de que Dios creó al ser humano a su imagen. Por lo tanto, mientras que el paralelismo es paradigmático, hace claramente hincapié en un aspecto particular de la cláusula de cada uno, a saber, la imagen de Dios.  Los términos hebreos traducidos como “macho y hembra” son términos que se refieren muy específicamente a las diferencias sexuales más básicas entre hombres y mujeres, refiriéndose a la forma en que la humanidad en conjunto comparte la imagen de Dios.

 

Por lo tanto, (…) nos están dando las subcategorías en las que Dios creó a la humanidad.  Este tipo de paralelismo es muy común en la poesía hebrea en la que se descompone un grupo más grande en sus partes.  Una paráfrasis del versículo 27 podría ser: La humanidad [en su totalidad] que Dios ha creado a su imagen, también fue creada de dos maneras diferentes, y se puede dividir en dos categorías diferentes: masculino y femenino (La exégesis del Génesis 1:26-28, 2009).

 

            El versículo 28 muestra que a la humanidad (hombre y mujer) se le bendice y se les dice que sean fecundos,se reproduzcan, pueblen la tierra, la sometan y la dominen.  


          El pasaje de Génesis 1, 26-28 no está sólo, sino que se encuentra en un contexto claramente definido en el capítulo 1:1 – 2:4a de Génesis, sobre la creación realizada por Dios.  Todo el capítulo está interrelacionado entre sí.  La creación para cada día sigue un modelo similar, pero con suficientes variaciones para mantenernos interesados:

 

1- Introducción (“Dijo Dios").  Creador-soberano, su palabra es la fuerza creadora.

2- Mandato ("Hágase...").  Dios manda la creación

3- Ejecución ("Así se hizo").  El mandamiento de Dios es cumplido

4- Descripción (se hace la descripción del hecho);

5- Nombre o bendición ("Llamó Dios...", "Y los bendijo...").  Dios nombra la creación

6- Declaración de la bondad de Dios ("Vio Dios que era bueno").  Evalúa la creación

7- Conclusión ("Y hubo tarde y hubo mañana...").

 

            Los seis días de creación forman dos grupos de tres, y los pares formados por los días respectivos de ambos grupos corresponden:

 

Día 1: Luz (1:3-5)                                 Día 4: Luces (1:14-19)

Día 2: Firmamento (1:6-8)                    Día 5: Peces/pájaros (1:20-23)

Día 3: Tierra/mares/vegetación (1:9-13)     Día 6: Animales/personas

                                                                   (1:24-31)

 

            Si ponemos en una columna las cuatro primeras obras de la creación (luz, firmamento, tierra y hierbas) y en otra columna paralela las cuatro últimas (astros, aves-peces, animales terrestres y ser humano), encontramos que a la luz le corresponden los astros; al firmamento, las aves-peces; a la tierra, los animales terrestres y a las hierbas, el ser humano (De la Torre Guerrero (s.f.).

 

            El relato de la humanidad cuenta con varios aspectos que lo distingue de los que preceden.  Richard Niell Donovan (s.f.) indica al respecto:

 

• Es el más largo, más detallado, y más repetitivo de todos los relatos de creación.

 

• Sustituye “Hagamos” por el anterior “Produzcan.”

 

• No como otros seres vivientes, que fueron creados con la ayuda de “las aguas” (v. 20) o “la tierra” (v. 24), aquí no hay agente exterior involucrado en la creación de los humanos.

 

• Mientras que otras criaturas fueron creadas “según su género,” los seres humanos fueron creados “a nuestra imagen.”

 

• Dios concede a los hombres dominio sobre todo ser viviente.

 

• La palabra “crear” (hebreo: bara) se repite tres veces en versículo 27.

 

• Dios manda, “Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla.”

 

“Hagamos (ase(h)) al ser humano (a·dam) anuestra imagen (sal·me), como  semejanza nuestra (kid·mu·te·nu) (v. 26).  El ser humano es una buena traducción para Adán, que aquí se utiliza para nombrar la humanidad en lugar de una persona en particular.

 

“Hagamos (ase(h)al ser humano a nuestra imagen” (v. 26).  ase(h) es un verbo plural cuyo significado se acerca a bara (crear), el cual aparece tres veces en el v.27.  El plural de ase(h) (“Hagamos”) puede indicar:

 

• Dialogo entre la Trinidad.  Idea que tiene sus raíces en pasajes como el Prólogo del Evangelio según Juan 1:2-3; la declaración de Pablo (Filipenses 2:6-7).  El hecho que los primeros lectores de Génesis pudieran no haber comprendido esto no lo descarta como posibilidad.

 

• El esfuerzo colaborativo en la creación entre Dios y los ángeles celestiales.

 

• Plural de plenitud.

 

• Un “‘nosotros’ real” – como diría un rey, “Hagamos” cuando quiere decir “Yo haré.”

 

“a nuestra imagen (selem), como a semejanza nuestra” (kid·mu·te·nu) (v. 26).   Selem (imagen) significa imagen, parecido, estatua, modelo, dibujo, sombra.  Reyes de esa época a menudo transmitían su imagen a súbditos de tierras lejanas que nunca verían al rey en persona a través de monedas o estatuas.  En muchos lugares, la gente se refería al rey como “la imagen de Dios.  Este lenguaje se repite en capítulo 5, que reitera que adán fue creado “a la semejanza de Dios” (5:1) y después vuelve a relatar el nacimiento de Seth, nacido “a su semejanza (de adán)” (5:3).

 

“a nuestra imagen” (sal·me) (v. 26). 

 

• Debe tener que ver con algo más que una semejanza física, porque “Dios es Espíritu” (Juan 4:24) – aunque puede haber un parecido físico entre humanos y el patrón angélico.  “La ‘semejanza’ se refiere a la totalidad del ser humano, no solo a una parte, como la voluntad” (Fretheim, 345).

 

• Debe tener que ver, por lo menos en parte, con una semejanza espiritual y mental (la capacidad de amar, perdonar, la gracia, la generosidad, gobernar, entre otros).

 

• La decisión de Dios de crear la humanidad a su semejanza va inmediatamente seguida por su decisión de conceder al hombre dominio sobre todo ser viviente (v. 26).  Parte esencial de ser creado en la semejanza de Dios debe tener que ver con ejercer ese dominio como se debe.  Si la imagen de Dios ha de ser fielmente reflejada, debe cuidar fielmente aquello sobre lo que ha concedido dominio (Richard Niell Donovan, s.f.).

 

      Trovato (s.f.), citando a E. Voth, dice que al interpretar "imagen", se ha de hacer desde dos punos de vista, su esencia y su función:

 

La esencia sugiere la capacidad que tenemos para relacionarnos con Dios:  Él nos ha estampado con algo que le permite entablar una relación íntima con nosotros.  La función se refiere a que el ser humano ha sido colocado en la tierra como representante de Dios ante la creación, siendo ésta una responsabilidad de suma importancia.  Tanto la función de representar a Dios como la posibilidad de relacionarse con ÉL, fueron mensajes totalmente inesperados pero bienvenidos para los antiguos, quienes vivían bajo el yugo de una ideología opresora en la cual no eran sino esclavos de los dioses.

 

“Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.” (v. 27).  Esta es una declaración asombrosa por parte de una sociedad patriarca donde los hombres son honorados y las mujeres no.  Esta oración equipara al hombre y la mujer en la creación, situando a ambos a a la par en la intención de Dios.  El segundo relato de la creación, el relato Yahwista (2:4b ff.), contiene una secuencia muy diferente.  En ese relato, Dios crea el hombre primero – después crea el jardín con la vegetación y el agua – después los animales y los pájaros – y al final crea la mujer.

 

“Y los bendijo Dios” (v. 28).  Es la segunda de tres bendiciones presentes en el primer relato de creación (véase también 1:22; 2:3).  Significa que Dios aprueba de la pareja varón/hembra que ha creado.   Cabe destacar que según el texto Dios no bendice a los animales de la tierra (vv. 24-25).  Sin embargo, hacia toda criatura creada, el Día 6 “Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien”.

 

“Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla” (v. 28).  Primero Dios dijo, “Sed fecundos y multiplicaos” a los habitantes del mar y los pájaros (v. 22).  Ahora Dios dirige estas palabras al hombre y la mujer.  Entonces, claramente pretende que utilicen su capacidad de reproducción sexual para poblar la tierra.

 

            La palabra “someted” aquí se refiere a la tierra y, por lo tanto, domar el desierto con el propósito de crear un hábitat que sostenga vida humana.  Esto requiere proveer por necesidades humanas como alimento, agua, ropa, y alojamiento.  La palabra “someted” no concede licencia para despojar la tierra.  Hacerlo sería estropear la habilidad de la tierra para mantener futuras necesidades humanas, y esto sería contra productivo.  “someted,” entonces, debe incluir un sentido de responsabilidad por los recursos necesarios para proveer por las futuras generaciones, tanto como las de la generación actual.

 

“y mandad en los peces del mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (v. 28; cf. v. 26).  Dios concede a los humanos dominio sobre los seres vivientes de la tierra.

 

            El ser humano recibe el privilegio y desafío de reinar sobre la creación, de señorear y sojuzgar; lo cual implica autoridad y poder.  Como representante de Dios, el ser humano debe ejercer ese poder como lo haría Dios (Richard Niell Donovan, s.f.).

           

            El señorío del hombre no es "absoluto, sino ministerial, reflejo real del señorío único e infinito de Dios (Juan Pablo II, 2001).

 

            Dios posee dominio absoluto sobre la creación y sobre el ser humano mismo (I Cor. 29, 11; Salm 24, 1).  Dios preceptúa el cuidado de la naturaleza. El israelita deberá considerarse como un administrador responsable del don de la tierra concedida por Yahveh.  Cada siete años deberán dejarla descansar un año completo (Lv. 25,5ss).  El año sabático tiene como objetivo ofrecer alimento a los animales y a los pobres de Israel (cfr. Ex. 23,10-11). El sábado es día de descanso también para los animales, los pobres y los extranjeros (Ex. 23,10-11). Todo el espíritu bíblico demanda el sentido subsidiario de la naturaleza respecto del hombre, como criatura de Dios. El universo es creado por El como casa, hogar, o jardín, en medio del cual los hombres viven y dan gloria a Dios.  Esta participación en el Señorío divino debe interpretarse correctamente, a la luz, del sometimiento de Cristo (I Cor. 3, 22-23) (Archidiócesis de Toledo, 2003). 

 

            La plenitud final del universo, simbolizada en el "nuevo cielo y la nueva tierra" del trito Isaías (tercer Isaías), llega a su culmen en Jesús, quien aparece vinculado directamente con esa tradición profética (2 P. 3, 13 y Ap. 21, 1.).  En Mt. 19, 28 se anuncia una regeneración del cosmos, que se puede entender en sentido universal si se tiene en cuenta a Hch. 3, 21. El desafío se va clarificando por la presencia y vivencia cristiana de los apóstoles que, iluminados por el Espíritu Santo, entienden cómo el señorío del hombre es un reto para toda la creación   (Cárdenas, 2008)

 

            El relato bíblico se contrapone al entorno cultural y religioso de la cosmogonía Egipcia, Asiria y Babilónica que le rodea.  El pueblo israelita que ciertamente se nutre de estas cosmogonías, modifica empero sus contenidos teológicos:

 

Cambios en torno a la figura de Dios.  Dios es el creador del elemento primordial y es el único en escena; todo lo hace con su palabra y su espíritu; de sus manos salen creaturas y no pedazos de divinidad; los astros no son divinidades, sino luminarias servidoras del hombre; Dios y el Hombre le imponen el nombre a las cosas; Dios delibera consigo mismo para crear al hombre y lo crea a su imagen y semejanza; finalmente, reposa y santifica el día séptimo.

 

Cambio en torno a las cosas creadas.  Dentro de los elementos de bondad del mundo, se destaca la finalidad que Dios le había puesto a la creación: estar al servicio del ser humano. Esta era la finalidad de los astros, que deben "lucir, presidir y dividir", y señalar "las estaciones, los días y los años", siempre en servicio del ser humano.

 

Cambio en torno al ser humano.  Sin embargo, el ser humano había cambiado esta relación. Se había puesto él mismo al servicio de los astros, a los que adoró y a los que sacrificó hasta sus propios hijos. Lo mismo había ocurrido con las aves del cielo, los animales y reptiles de la tierra y los peces y monstruos marinos. El ser humano debía "dominarlos"; sin embargo, se había dejado dominar por ellos, sirviéndolos como dioses. Era el mismo ser humano quien había vuelto el mundo al revés (De la Torre Guerrero (s.f.).

 

            Omitir el contexto literario de la narración es un grave error; ya que el pasaje por sí sólo no dice lo mismo que en su contexto.  Aún y cuando Génesis 1, 26-28 posee un comienzo y un final bien precisos, esto no significa que se encuentre aislado, ya que forma parte de un tejido mayor que llama a nuestra consideración en todo el capítulo 1:1 – 2:4a.  

 

          El texto de Génesis es muy claro en cuanto a la soberanía de Dios.   Él es el creador de todo el universo; por ende es dueño absoluto de todo.  Dios no tiene rival ni competencia.  El ser humano puede librarse de todos los otros supuestos dioses.  El creador mantiene una relación estrecha con la creación.  Dios ha creado al ser humano a su imagen y semejanza, hombre y mujer.  Dios ha bendecido a la humanidad.  Les ha mandado ser fecundos, reproducirse, poblar la tierra y someter la creación para que sea un lugar habitable para la humanidad.  El señorío  y dominio del ser humano no es "absoluto”, sino ministerial, reflejo real del señorío único e infinito de Dios.

 

            Aúncuando permanezca la traducción tradicional de Gén. 1,28: "someted latierra..."; han surgido dudas respecto de esta traducción. Algunos exégetas indican que otra traducción posible sería "tomad posesión de la tierra". Con lo cual, el texto aludiría al derecho de cada pueblo de instalarse en su propio territorio, y el dominio sobre los animales tendría simplemente el sentido de domesticarlos al servicio del hombre. Sea cual fuere la traducción que se deba adoptar, el dominio de la naturaleza desarrollado desde la Civilización Moderna no es  resultado de la fe en el Dios creador, más bien sería consecuencia de la ideología del progreso y del subjetivismo antropológico dualista.  Génesis 1,28 no debería aducirse como raíz e incentivo de los abusos que la Civilización Occidental ha cometido contra la naturaleza. Por el contrario, la teología de la creación puede ofrecer un fundamento importante para una teología de la naturaleza realmente ecológica. Fundamento necesario, aunque no total, pues una "teología ecológica" necesita también de la reflexión sobre el pecado y la redención (García, 1989).

           

            La armonía del ser humano con su semejante, con la creación y con Dios es el proyecto que el Creador persigue (Gén.. 1, 26).  La persona humana recibe una misión de gobierno sobre la creación para hacer brillar todas sus capacidades. Es una delegación que Dios (Rey del universo) le atribuye en los orígenes mismos de la creación, cuando el hombre y la mujer, que son "imagen de Dios" (Gén. 1, 27), reciben la bendición de ser fecundos, multiplicarse, llenar la tierra, someterla y dominarla  (cf. Gén. 1, 28).

 

            SanGregorio de Nisa, uno de los tres grandes Padres capadocios, comentaba: 

 

"Dios creó al hombre de modo tal que pudiera desempeñar su función de rey de la tierra (...). El hombre fue creado a imagen de Aquel que gobierna el universo. Todo demuestra que, desde el principio, su naturaleza está marcada por la realeza (...). Él es la imagen viva que participa con su dignidad en la perfección del modelo divino" (De hominis opificio, 4:  PG 44, 136).

 

            Este proyecto ha sido y es constantemente alterado por el ser humano, que se inspira en un plan alternativo, representado en el libro mismo del Génesis (cc. 3-11), donde se describe la consolidación de una progresiva tensión conflictiva con Dios, con el semejante e incluso con la naturaleza.  El contraste entre los dos proyectos surge claramente en la vocación a la que la humanidad está llamada y en las consecuencias provocadas por la infidelidad a esa llamada (Juan Pablo II, 2001).

 

 

Referencias bibliográficas

 

 

Archidiócesis de Toledo (2003). Ecología ¿objeto de estudio de la ética?  Descargado el 27 de abril de 2012 de la Web de Catholic.net:  http://es.catholic.net/sacerdotes/222/579/articulo.php?id=3638

 

Cárdenas, Felipe (2008).  Crisis ambiental y cristianismoTeología y vida. v.49 n.4 Santiago, 771-797 [En línea].  Visitado el 27 de abril de 2012 de la Web http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0049-34492008000300011&script=sci_arttext

 

De la Torre Guerrero, Gonzalo M. (s.f.).  Ecoética, a la luz de Gn 1-11.  Visitado el 26 de mayo de 2012 de la Web http://www.mercaba.org/FICHAS/cetese.org/Eco/ecoetica_05.htm

 

Exégesis del Génesis 1:26-28 (2009).  Visitado el 26 de mayo de 2012 de la Web http://otrmin.wordpress.com/2009/06/24/exegesis-of-genesis-126-28/

 

García Rubio, Alfonso (1989).  ¿Dominad la tierra? [Versión Electrónica].  Descargado el 27 de abril de 2012 de la Web www.fespinal.com/espinal/llib/es54.pdf

 

Juan Pablo II (2001).  El compromiso por evitar la catástrofe ecológica.  Audiencia General.  Visitado el 27 de abril de 2012 de la Web http://karol.blogcindario.com/2010/01/00014-el-compromiso-por-evitar-la-catastrofe-ecologica.html

 

Richard Niell Donovan (s.f.).  Génesis 1:1 – 2:4a (Trad. Ángeles Aller).  Visitado el 26 de mayo de 2012 de la Web http://www.lectionary.org/EXEG-Spanish/OT/SOT01-Gen/Gen_01.1-2.4a.htm

 

Trovato, Leonel (s.f.).  La Creación-Una exégesis de Génesis 1, 1-2:3 [Versión electrónica].  Descargado el 28 de abril de 2012 de la Web www.riosdevida.com/pdf/La_Creacion.pdf

 

 

Bibliográfica

 


Capítulo II. He venido para que tengan vida.  Mensaje cristiano sobre la vida(s.f.).   Visitado el 28 de abril de 2012 de la Web http://www.aciprensa.com/Docum/vitae3.htm

 

Juan Pablo II  (1990).  Paz con Dios creador, paz con toda la creación.  Mensaje para la Jornada Mundial por la Paz.  Visitado el 28 de abril de 2012 de la página de Catholic.net: http://www.es.catholic.net/sacerdotes/222/298/articulo.php?id=6407

 

La Iglesia y la ecología (1998).   Visitado el 28 de abril de 2012 de la Web http://html.rincondelvago.com/la-iglesia-y-la-ecologia.html

 

Mena Oreamuno, Francisco (2004).  Jesús y la comunidad en los evangelios sinópticos.  Texto complementario.  Estudio con textos sinópticos.  San José, Costa Rica:  UNED-UNA

 

Mena Oreamuno, Francisco(s.f.).  El oficio del exégeta.  Textobásico.

 

Tecnocracia (Burocracia) (2012).  Visitado el 28 de abril de 2012 de Wikipedia, la enciclopedia libre:  http://es.wikipedia.org/wiki/Tecnocracia_(burocracia)

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