RESUMEN
El doble sentido de la experiencia hermenéutica
Del autor Marcelino Arias Sandí
Por William M.J. Calderón Chaves
08 de marzo de 2012
La lectura propone que la experiencia hermenéutica debe entenderse en un doble sentido: en un sentido ontológico (modo de ser del “ser-ahí”) y en sentido epistemológico (modo de investigar en la hermenéutica, entendido como hacer experiencia de la experiencia, en tanto se muestra como un modo específico de preguntar al mundo). Aspecto central de la experiencia hermenéutica es ser un modo de la experiencia humana del mundo (p. 415). La experiencia hermenéutica está constituida lingüísticamente y reclama su derecho a abordar cualquier ámbito de la experiencia humana. Limitar la experiencia hermenéutica es algo que Gadamer no acepta, aun cuando sí deba dejarse claro su alcance y pretensiones. Ni la experiencia hermenéutica ni la experiencia humana del mundo, no pueden tratar como objeto aquello a lo que se aboca, considerando que “no existe ningún lugar fuera de la experiencia lingüística del mundo desde el cual éste pudiera convertirse en objeto” (p. 416).
La relación de la experiencia hermenéutica con la tradición no es objetivadora, ya que “la tradición no es un simple acontecer que pudiera conocerse y dominarse por la experiencia, sino que es lenguaje, esto es, habla por sí misma como lo hace un tú”. En tanto la tradición habla como un tú, la experiencia hermenéutica no puede colocarse por fuera de la escucha de ese tú (por fuera de la conversación) y por lo tanto, no es un simple conocer la tradición, sino que es un verse afectado por ella, y afectarla, reconociendo la pertenencia a esa tradición. Esa pertenencia es un modo propio de ser del “ser ahí”; en la relación con la tradición también se muestra el doble sentido de la experiencia hermenéutica. Aun cuando se habla de la tradición, en realidad se trata de una diversidad de tradiciones. El más reconocido sería la tradición cultural, no como algo homogéneo sino desde diversas formas (religiosa, filosófica, artística, histórica, social, disciplinaria) y otras al interior de estas grandes divisiones (p. 416). Gadamer señala la existencia de una rica variedad de tradiciones (p. 417).
En el campo religioso |
En la tradición filosófica |
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La mitológica. La cristiana. La bíblica. Y aún, la Reforma.
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La metafísica, la inglesa, la humanista, la conceptual aristotélica, la escolástica, la metafísica moderna, la moralista y la hermenéutica.
Por mencionar las más identificables a lo largo de sus textos. |
En el caso de las tradiciones hermenéuticas:
Desde la antigua hasta la clásica, y sus desarrollos en las distintas disciplinas.
(Filología, derecho, filosofía y teología). |
En el campo del arte |
En el campo de las disciplinas |
En las tradiciones sociales |
Estética, literatura, música, poética de los pueblos, clásica, romántica, clásico-romántica, de reflexión sobre lo trágico, filológica, histórica, míticohistórica, retórica y lingüística. |
La político-social, la político-moral, de vida estatal, y de vida social. |
Al formular afirmaciones relativas a la “tradición como tal”, “la totalidad de la tradición” o “la unidad de la tradición”, no hay que pensar que Gadamer tiene una visión reduccionista o metafísica de la tradición o que está hablando de algo incomprensible e inaprehensible. Las relaciones con la tradición tampoco son algo unidimensional. A lo largo de los textos de Gadamer se pueden identificar varios modos de relación con la tradición (p. 417). La experiencia hermenéutica es auténtica experiencia, y todo lo que acontece en ella es relación vital con la tradición, con el mundo y no sólo un conocimiento. La experiencia hermenéutica es un modo del comprender, entendido como modo de ser del “ser ahí”. Al vincular el comprender, la experiencia y la hermenéutica es posible afirmar el carácter radicalmente ontológico de la experiencia hermenéutica que se realiza en el medio universal del lenguaje. Es una experiencia del sentido transmitido y la comprensión de este sentido. Esta experiencia puede realizarse en cualquier ámbito de la experiencia humana y, por lo tanto, es universal (p. 418).
Respecto a la historicidad, “Gadamer critica que la concepción científica de la experiencia ha desatendido la historicidad interna de la experiencia / MISMA...
Gadamer señala que la pretensión de realizar este tipo de experiencia alcanzó también a las ciencias del espíritu, y su método histórico y crítico. Desde luego que no es alcanzable, por más que traten de contar con control total sobre el procedimiento completo. Si se cumple con tal condición se puede formular la siguiente regla: una experiencia sólo es válida si se confirma al ser reproducida. Esto vitalmente es imposible de cumplir. Si la experiencia hermenéutica es vital además de ser un modo de preguntar teóricamente orientado, no tiene manera de cumplir con el requisito metodológico de la ciencia natural, y debiera tenerse claro que no es su propósito hacerlo. La validez de la experiencia hermenéutica no pasa por esta vía (p. 419-420).
Se trata de desmarcar la experiencia hermenéutica del modelo de la ciencia, no sólo en la dimensión ontológica de la experiencia sino también en la dimensión epistemológica, es decir, la vinculada al desarrollo de las “investigaciones” hermenéuticas. Con “investigación” se trata de cómo se hace experiencia hermenéutica en relación con un asunto específico (p. 420).
Resaltando la historicidad de la propia experiencia, se tiene que reconocer que aquello que ofrece una indagación hermenéutica como “saber”, no es repetible, puesto que no se podrá repetir no sólo la experiencia (su propia experiencia le impediría seguir igual a como había empezado, igual que se sabe cómo se entra en una conversación pero no como se terminará); sino tampoco el horizonte del preguntar (se podría recordar la imposibilidad de ponerse en la posición del otro, o de la importancia de reconocer la distancia en el tiempo, o la diferencia de horizontes). Esta imposibilidad alcanza tanto al mismo hermeneuta que hubiese llevado a cabo una interpretación como a cualquier otro que pretendiera repetirla (p. 420-421).
La experiencia hermenéutica es a su vez experiencia humana del mundo, y también una estrategia de preguntar al mundo. De este modo se resalta el doble carácter de la experiencia hermenéutica (p. 421). Reconocer el círculo hermenéutico, los prejuicios, la autoridad, la tradición, lo clásico, y la primacía hermenéutica de la pregunta, llevan a pensar que hacer hermenéutica filosófica es hacer experiencia de la experiencia (p. 422).