RESULTADOS
TEOLOGÍA HERMENÉUTICA
Gibellini (1998), aporta en “La Teología del Siglo XX” los siguientes resultados respecto a la Teología Hermenéutica:
La nueva hermenéutica, vista en su conjunto, resulta un enorme intento no sólo de aplicar a la teología las perspectivas abiertas en filosofía por Heidegger, Gadamer, Wittgenstein y Apel, sino también de superar las tensiones dentro de la teología evangélica, polarizada, en el período de entreguerras, entre la teología de Barth, cuyo pathos por la palabra de Dios tendía a minimizar el problema hermenéutico, y la teología de Bultmann, cuyo exclusivo interés por la hermenéutica existencial parecía poner en peligro el propio discurso sobre la palabra de Dios, a la que, con su puntiforme concepción del kerygma, quitaba todo fundamento histórico.
La teología hermenéutica ha influido también en la teología católica. Los nuevos planteamientos hermenéuticos, filosóficos y teológicos son recibidos críticamente por la teología bíblica católica de lengua alemana a partir de 1964 (coincidiendo con la apertura cultural y ecuménica determinada por el concilio Vaticano II)....
Particularmente útil para la teología católica se reveló el concepto gadameriano de historia de los efectos o de las determinaciones (Wirkungsgeschichte), que se utilizó para subrayar cómo la interpretación bíblica no es una tarea solitaria, sino que se efectúa dentro de la tradición eclesial. El mismo concepto está desarrollando a la vez una función ecuménica, en cuanto que ambas confesiones no tienden a contraponerse, sino a colocarse como diversas tradiciones interpretativas (como diversos dialectos de la misma lengua cristiana, según la expresión de Ebeling) dentro de un horizonte más amplio: «Desde hace tiempo, tal horizonte ya no está delimitado en sentido confesional, sino que se dilata en una fusión de horizontes, ahora ya incontenible, en el católico, entendido en el sentido amplio del término».
En el campo teológico, uno de los principales hechos de los decenios siguientes -también en correspondencia con el cambio del contexto filosófico, cultural y social- será el paso de una hermenéutica existencial o personalista, donde la teología se constituía en teoría de la existencia cristiana como existencia auténtica, a una hermenéutica política del evangelio y del hecho cristiano, donde la teología reflexiona en el más amplio contexto de la historia del mundo y se constituye en teoría de una praxis crítica y liberadora, como se ve en el giro político de la teología que se realizará en los años sesenta (pp. 88-89).