RESUMEN
TEOLOGÍA HERMENÉUTICA
De Rosino Gibellini
1. La hermenéutica desde Schleiermacher a Gadamer. «Hermenéutica» (del griego hermenéia = interpretación) designa el arte, la técnica de interpretar (ars interpretandi) y las reglas correspondientes (regulae interpretandi), que sirven de guía a la hora de interpretar los textos clásicos (hermenéutica literaria), los textos bíblicos (hermenéutica bíblica), los cánones y los textos legislativos (hermenéutica jurídica). El término griego «hermenéutica» se introduce más bien tarde, en los siglos XVI-XVII que sustituye al término latino interpretatio. La teoría patrística del sentido literario y del sentido alegórico de la Escritura, la teoría medieval de los cuatro sentidos de la Escritura y la teoría de la Reforma de la Scriptura sui ipsius interpres (la Escritura es la intérprete de sí misma) son verdaderas y propias teorías hermenéuticas. En el campo bíblico se va afirmando la distinción entre exégesis y hermenéutica, aunque equivalgan semánticamente; por exégesis se entiende la praxis de la interpretación, (interpretación práctica de un texto bíblico); por hermenéutica se entiende la teoría (el conjunto de reglas que presiden la interpretación del texto bíblico): hermenéutica como teoría de la exégesis. La hermenéutica era únicamente considerada como una rama, limitada, del saber teológico; con la nueva hermenéutica, se convertirá en una dimensión de todo el trabajo teológico. No se puede interpretar ni explicar nada si no se comprende. Quien comprende y, comprendiendo, interpreta y explica, se remonta desde el texto, desde las objetivaciones lingüísticas del pensamiento del autor, al pensamiento mismo de éste. Distingue entre ciencias de la naturaleza, cuyo objetivo es explicar y ciencias del espíritu, cuyo objetivo es comprender. La hermenéutica es la teoría general del comprender y se convierte en órgano general de las ciencias del espíritu. Hasta Schleiermacher, la hermenéutica era un conjunto de reglas cuya aplicación garantizaba la comprensión del texto. Schleiermacher superó el umbral de una hermenéutica filológica y advirtió que no se puede interpretar un texto si no se comprende la obra a la que remite dicho texto, penetrando por identificación en el mismo proceso creador del que ha nacido la obra. Esto es posible por la afinidad que existe entre autor e intérprete, en virtud de la razón universal de la que ambos participan, según Schleiermacher, o bien en virtud de la vida espiritual que alienta en ambos, según Dilthey. La comprensión es posible en el presupuesto de esta congenialidad o afinidad.
La precomprensión es la comprensión que se tiene de sí, la comprensión que se tiene de la existencia, y no se puede prescindir de la misma si se quiere que el texto hable. El texto habla si se le pregunta; el texto interroga si se sabe acoger su interrogación: Sin precomprensión y las preguntas que suscita, los textos permanecen mudos. No es posible eliminar la precomprensión; es preciso hacerse conscientes de ella, ponerla a prueba críticamente en la lectura del texto; interrogando al texto, dejarse interrogar por el texto, acoger sus demandas. Este subjetivo interrogar al texto en la precomprensión no es subjetivismo, porque sólo así se logra hacer hablar al texto y descifrarlo en su objetividad. La precomprensión es ser movido subjetivamente por el mismo problema que el texto expresa en su objetividad. «La interpretación "más subjetiva" es aquí "la más objetiva"». No es posible una exégesis carente de presupuestos. Para Bultmann, la exégesis debe ser realizada sin prejuicios, pero no sin el presupuesto de una comprensión previa de la cosa de la que trata el Nuevo Testamento. Las nuevas perspectivas abiertas por el segundo Heidegger con su análisis sobre el lenguaje, han influido en el nuevo rumbo de las teorías hermenéuticas, en particular la hermenéutica filosófica de Gadamer y la hermenéutica teológica de Fuchs y Ebeling. El ser humano está ligado a una tradición histórica. Gadamer rehabilita la fecundidad hermenéutica de la tradición.
2. Ernst Fuchs: hermenéutica como doctrina del lenguaje de la fe. El problema hermenéutico hace su aparición en el esfuerzo concreto de traducción de los textos. El tema de la teología es la revelación de Dios, pero ésta llega a nosotros, en el Nuevo Testamento, en forma de texto escrito, que debe ser traducido, interpretado y comprendido para poder ser comunicado y anunciado. Nace la necesidad de la hermenéutica. Un primer problema se refiere al principio hermenéutico, no es fácil comprender; hay que ponerse en la situación adecuada (situación hermenéutica); a veces es necesaria una situación «estimulante», para que se ponga en marcha el proceso de comprender. El proceso del comprender debería tratarse de un principio hermenéutico neutral, que no presuponga la fe -de otro modo, no podría darse una comprensión científica del Nuevo Testamento, pero que ni siquiera la excluya, porque los textos del Nuevo Testamento apelan a la fe.
Escuchar el texto acontece dentro mismo de esta pregunta: intérprete y texto forman un círculo hermenéutico. El intérprete nunca es un sujeto que se encuentra frente a un objeto que hay que interpretar y en el que acaba introduciendo «su angustiante poder». El intérprete debe dejarse guiar por el texto y llegar allá adonde el texto quiere conducirlo. El círculo hermenéutico define la relación correcta entre intérprete y texto: el intérprete interroga al texto y se deja, a su vez, interrogar por él. En el proceso interpretativo también desempeña su propia función la desmitificación, que elimina una imagen del mundo obsoleta del camino que conduce a la comprensión del texto. Precomprensión existencial, desmitificación e interpretación existencial son elementos buitmannianos que aparecen, aunque sea con matices propios, en la teoría hermenéutica de Fuchs. El elemento nuevo es la importancia que asume el lenguaje en el proceso hermenéutico.
El lenguaje. Fuchs enuncia a este propósito dos tesis. Primera, el ser es la condición del lenguaje. Significa que el ser es el terreno en el que hunde sus raíces el lenguaje; el lenguaje dice el ser. El ser es el fundamento y la verdad del lenguaje: si no existiese el ser, no habría lenguaje, porque no habría nada significativo que decir. Segunda tesis, el lenguaje justifica el ser. Sin lenguaje, el ser sería mudo. El ser es el fundamento del lenguaje, y en este sentido es «anterior» al lenguaje; pero, a la vez, el lenguaje es «anterior» a su fundamento. El ser sólo se hace accesible en el lenguaje. Allí donde resuena una palabra comprensible, allí acontece el ser, en cuanto que se muestra lo que es; de este modo, sólo en el lenguaje llega el ser a sí mismo.
Acontecimiento histórico es cuando un hecho no sólo acaece en el curso de la historia, sino que además tiene consecuencias históricas, hace historia. Un acontecimiento lingüístico o acontecimiento- de-lenguaje implica dos cosas: a) un acontecimiento que adviene en el ámbito del lenguaje; es un hecho de lenguaje(poesía por ejemplo); a la vez, b) un acontecimiento en el que se manifiesta el lenguaje tal como es, en su esencia y en su fuerza. Y la esencia del lenguaje es ser un permiso concedido al ser. Otorgan un permiso, ofrecen libertad, justifican el ser. Un acontecimiento lingüístico es un acontecimiento que acontece en el ámbito del lenguaje, es un hecho de lenguaje, pero en el que el lenguaje se actúa de modo ejemplar y auténtico.
Funcionamiento del lenguaje en teología cómo la utiliza Fuchs. En la Biblia, es Dios quien toma la palabra, y la palabra de Dios hace lo que dice; esta palabra es acontecimiento que nos otorga el permiso (de acceder) a la gracia, a la libertad, al tiempo escatológico del amor. Al decir de Dios sólo podemos corresponder en la fe; como respuesta a la palabra de Dios. La fe se nutre del lenguaje del Nuevo Testamento y tiende a la predicación y a la confesión; viene del lenguaje, tiende al lenguaje y se sustancia en el lenguaje. En el ámbito de la teología, la hermenéutica es precisamente «la teoría (o doctrina) del lenguaje de la fe». Dios ha hablado en Jesús y, de este modo, ha revelado a Jesús como su palabra y ha hecho decisivo su lenguaje. En Jesús se puede considerar lo que ha dicho (su palabra) y lo que ha hecho (su acción). Bultmann se interesa por las palabras de Jesús, pero se trata de un interés historiográfico y existencial, no teológico, porque lo decisivo para la fe es únicamente el kerygma, que no es el anuncio de Jesús, sino el anuncio pascual del cristianismo primitivo. La nueva hermenéutica, en cambio, pretende recuperar la palabra de Jesús y su lenguaje como palabra y lenguaje de Dios, y por eso, a diferencia de Bultmann, sostiene la relevancia teológica del Jesús histórico. Para Fuchs, el cristianismo de los orígenes debe ser comprendido como un fenómeno lingüístico; nace el texto del Nuevo Testamento y, con él, nace un nuevo lenguaje, en el que se expresa una nueva comprensión de la existencia. «El Nuevo Testamento es en sí mismo un manual de hermenéutica, puesto que nos enseña el lenguaje de la fe y nos incita a usar también nosotros ese lenguaje para acceder a la familiaridad con Dios».
3. Gerhard Ebeling: la hermenéutica como doctrina de la palabra de Dios. La hermenéutica en teología no puede reducirse a ser la metodología de la exégesis, aun cuando semánticamente signifique lo mismo que «exégesis». Debe expresar una tarea de toda la teología. La hermenéutica es la doctrina del comprender. Se configura como doctrina de la palabra, porque el comprender se articula en lenguaje y en palabras. En el fondo, éste es el sentido del término «hermenéutico»: «"Hermenéutico" es lo que solicita y ayuda a percibir la responsabilidad de la palabra». La teología cristiana presupone un acontecimiento de la palabra que ha quedado fijado en un texto. El texto como palabra escrita es la fijación de un acontecimiento originario de la palabra que autoriza su anuncio y lo hace posible, de nuevo, como acontecimiento de la palabra. La teología hermenéutica quiere estar al servicio de la teología, a fin de que el acontecimiento originario de la palabra mantenga abierta toda su potencia hermenéutica frente a la existencia, y la palabra de la predicación advenga, de nuevo, como acontecimiento de la palabra. La teología hermenéutica no es una teología verbal; en cambio, se podría identificar dicha teología hermenéutica con una teología de la predicación, si esta expresión no significara una reducción eclesiástica del vasto horizonte de una palabra que, en la fe, se convierte en el fundamento de la existencia.
Para el método histórico-crítico, la fuente no es más que testimonio del pasado; su interés por interrogar a las fuentes está en función de poder percibir lo que la fuente transmite y deja traslucir de lo que hay detrás de ella. En lo que se refiere a la formación del texto, el método histórico-crítico tiene necesidad de integración; no debe limitarse a reconstruir una prehistoria exterior al texto, sino que debe hacer la pregunta acerca de lo que ha permitido que surgiera el texto. La teología dogmática exige una integración de tipo hermenéutico. Entre teología hermenéutica y teología dogmática se da una especial afinidad, en cuanto que la teología dogmática no hace enunciados históricos (aunque los utilice), pero sí asume la responsabilidad de enunciados teológicos en las condiciones de comprensión y de lenguaje del presente, y la teología hermenéutica expresa justamente la exigencia de asumir una responsabilidad-de-palabra y una responsabilidad-de-lenguaje. La teología es reflexión responsable sobre el anuncio; sobre lo que ha sido anunciado, sobre el anuncio acaecido (teología histórica) y sobre lo que ahora se debe anunciar, sobre el anuncio que debe advenir (teología dogmática). Según Ebeling es el trabajo hermenéutico el que unifica las dos tareas de la teología: la histórica y la dogmática
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Para una teoría del lenguaje teológico. La Hermenéutica, como arte de la comprensión, es la última forma que asume la teoría del lenguaje. El interés principal de una teoría lingüística teológica es el lenguaje de la fe, cuya fuerza comunicativa se pretende preservar en la actual confusión de lenguas.